Llegó la salvación, ¿Y ahora qué?
Con el triunfo frente al Éibar prácticamente se certificó la salvación. Segunda temporada seguida que el objetivo del equipo es ese, y eso no es necesariamente malo, lo malo es en base a qué se consigue.
Por segunda temporada continuada hemos tenidos dos entrenadores, y probablemente el que acaba no seguirá. Además, seguramente la marcha de numerosos jugadores será un constante, porque no tienen el nivel necesario para un Betis. Una cosa es que se construya poco a poco un equipo en torno a jugadores, pero con la voluntad de ir creciendo en calidad, y otra cosa es lo que se está haciendo, ir fichando a medianías en el campo y en el banquillo.
El publico no pitaba ayer por capricho, pitaba por años de engaño. Aún así, cuando en los primeros minutos de la segunda parte el equipo hilvanó algo de fútbol gracias sobre todo a Joaquín, la grada apoyó al equipo, porque lo que quiere es eso, que el equipo juegue a fútbol.
Víctor Sánchez del Amo pone como excusa que tiene la plantilla que se ha encontrado, y es verdad, pero no es menos cierto que si no fuera por las bajas de última hora de ayer, ni hubieran jugado Joaquín, Álex Alegría y Jonas Martin, el alma del equipo, el que aguantaba los melones que se sacaban desde la defensa y el que marcó el gol. Se empecina en una defensa de cinco con tres centrales, cuando ninguno de los tres tiene salida de balón, y con un portero que los píes los tiene para andar y poco más. Si no tienes jugadores para un esquema, cambia el esquema.
Llevamos dos años fichando a jugadores de mediocres a malos, y los que pueden tener un nivel más aceptable, no tienen continuidad ni esquema de juego para mostrar ese nivel. Jugadores como Bruno, Piccini, Álex Martínez, Cejudo, Nahuel, Zozulya o Donk si me apuras, sobran en este equipo, porque no tienen el nivel requerido para un equipo que quiere crecer y mirar a Europa. Si a eso añadimos que Rubén Castro y Joaquín pueden seguir pero jugando poco, y que Rubén Pardo, jugador muy aprovechable, no seguirá, nos encontramos con que, otra vez, hay que fichar a 8-10 jugadores.
En ese sentido de planificación es donde la responsabilidad de Haro y Torrecilla es indudable, en eso y en buscar un entrenador que entienda qué quiere la afición del Betis, crecer jugando al fútbol, no al patadón como llevamos muchos años jugando. ¿Es tan difícil de entender?