A sus 33 años, Pablo Niño destaca en Primera Andaluza
Apuntaba a buen jugador, pero finalmente el extremo gaditano Pablo Niño se quedó en el camino, siguiendo la senda de cientos de promesas que por uno y otro motivo no alcanzaron el nivel necesario en el momento necesario.
Tras pasar por las canteras de Roteña y Real Madrid, este habilidoso zurdo desembarcó en el filial helipolitano. Convencidos de su capacidad, los técnicos y gestores verdiblancos lo cedieron al Recreativo de Huelva en la temporada 99-00, completando una buena campaña (4 goles en 25 partidos). Repitieron fórmula y destino en la siguiente, pero su rendimiento bajó notablemente. Y lo mismo le pasó en su posterior equipo, el Cádiz CF.
Las dudas sobre su futuro volaban por el Benito Villamarín, donde buscaron una última opción, el extranjero. De esta manera, Pablo fue cedido al fútbol holandés, más concretamente al Roosendaal. Allí evolucionó mucho, por lo que en la 04-05 se le dio la oportunidad de tener ficha con el primer equipo, a las órdenes de Lorenzo Serra Ferrer, pero no tuvo demasiado protagonismo en el mejor año en la historia bética, conquistando la Copa del Rey y consiguiendo el pase para la Liga de Campeones.
Con 27 años, volvió a ser cedido, al Numancia de Soria (Segunda División), antes de rescindir su contrato y comenzar una etapa por el fútbol amateur, que lo ha llevado al Mérida, Pozoblanco, Puerto Real, Balompédica Linense y Rota, su actual equipo.
En su pueblo y en Primera Andaluza, está poniendo fin a su carrera futbolística, marcando las diferencias que le exigían en la élite y que no logró alcanzar. Este fin de semana, lo hemos visto liderar a su equipo frente a la Valverdeña con un partido soberbio, asistiendo en múltiples ocasiones a sus compañeros y consiguiendo el segundo tanto, desde los once metros.