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La historia de Moți: cuando la realidad superó la ficción

Nos situamos en los ‘play-off’ de la temporada 2014-15 de la Champions. Quedan 10 plazas a rellenar para la fase de grupos de la nueva campaña. Equipos como Athletic, Bayer 04 o Napoli se disputan entre ellos la gloria de poder luchar por la ‘orejona’, pero la historia que les voy a contar en el día de hoy nos traslada a dos lugares algo más remotos, y la protagonizan dos equipos menos conocidos que los ya mencionados. PFC Ludogorets (Razgrad, Bulgaria) y FC Steaua București (Bucarest, Rumanía) se juegan esa plaza a doble partido.

Dos clubes, a pesar de sus semejanzas, muy diferentes en su haber. Todo un histórico como el Steaua, uno de los grandes del fútbol rumano desde siempre, que incluso levantó un trofeo UEFA allá por 1986; frente a un Ludogorets refundado en 2001 tras toda una historia en segunda, que en 2011 ascendió por primera vez al Grupo A (1ª división) del fútbol búlgaro para entrar en su etapa de oro: 3 ligas en sus 3 temporadas en primera, y una clasificación para la Europa League en 2013.

Sin embargo, hoy apartamos un poco la historia de ambos clubes –que daría para sendos libros y que no me importaría contarles- para centrarnos en lo sucedido los días 19 y 27 de agosto de 2014. Ludogorets llega tras eliminar a F91 Dudelange (LUX) y FK Partizan (SRB) en las dos rondas previas; mientras que FC Steaua había dejado atrás a Strømsgodset (NOR) y Aktobe (KAZ). El azar los había emparejado, pero nadie podía imaginar a priori lo que el caprichoso fútbol iba a deparar en una larga eliminatoria.

Imagen del partido de ida entre Ludogorets y Steaua | Foto: ZIUA News
Imagen del partido de ida entre Ludogorets y Steaua | Foto: ZIUA News

El 19 de agosto se disputa la ida en el Arena Națională, sede del FC Steaua, y tras un largo encuentro, Chipciu anota para los locales en el minuto 88 un gol que les daba una clara ventaja en la eliminatoria. Sin embargo, aún quedaba mucho por decidir en una vuelta que se disputó a más de 300 kilómetros de la sede de Ludogorets, Razgrad, pues debieron desplazarse al estadio más cercano que cumplía la normativa UEFA, el Vasil Levski de Sofia, para disputar un encuentro que al término del tiempo reglamentario veía campear el 0-0 en el electrónico.

No obstante, ya en el añadido, un recién incorporado por los búlgaros llamado Wanderson dispara una volea desde la frontal, tras un rechace de la zaga rival, que se cuela por la escuadra. Los búlgaros, eufóricos; los rumanos, incrédulos; y por delante una larga prórroga que también aportó su granito de arena a la historia.

Cuando todo apuntaba a los penaltis para decidir el último equipo que formaría parte del sorteo de la fase de grupos de la Champions, en el minuto 119, una estrepitosa salida del meta local Vladislav Stoyanov y la posterior segada al delantero portugués de Steaua, Fernando Varela, le cuesta la roja directa al guardameta con el equipo sin cambios para realizar. Cosmin Moți, central rumano (y ex jugador de Dinamo, eterno rival de Steaua) de Ludogorets, se enfuda la elástica y los guantes de Stoyanov y, para dar emoción a la historia, es él mismo el que anota el primer penalti antes de dirigirse a la portería para entrar por la puerta grande en el libro de la historia de la Champions.

Moți atajó dos penaltis en una tanda histórica para los búlgaros | Foto: Svejo
Moți atajó dos penaltis en una tanda histórica para los búlgaros | Foto: Svejo

Eliminatoria empatada en el 90, expulsión del portero en el 120 sin cambios, y un central ex militante en el eterno rival del rival bajo palos en una tanda de penaltis que podía valer a los búlgaros su primera clasificación a la Champions de la historia. Surrealismo llevado a su máximo exponente. De nuevo la realidad volvió a superar a la ficción. Y, ¡cómo no! Esta historia no podía tener otro desenlace que el esperado.

Wanderson, encargado de empatar la eliminatoria de forma inconcebible, erra su penalti para que a continuación Moți ataje cuál Superman con un vuelo a la escuadra. Tanda interminable, y al séptimo lanzamiento, de nuevo el rumano acierta la dirección del penalti y se lleva consigo el balón a una merecida celebración. Porque sí, el fútbol también entiende de sentimientos. Y esta historia tiene a un gran protagonista que difícilmente olvide lo vivido esa noche. Esa en que sus sueños fueron vorazmente superados por una realidad que le catapultó, a él y a todo su equipo, a una fase de grupos de la UEFA Champions League.

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