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La Holanda de Hiddink naufraga sin Robben

Huntelaar disputa el balón ante la presión turca Foto: uefa.com
Huntelaar disputa el balón ante la presión turca
Foto: uefa.com

La noche se presentaba importante y bonita en el Amsterdam Arena. Holanda jugaba un partido esencial ante Turquía. Los locales estaban clasificados como uno de los peores terceros en la fase de clasificación a Francia 2016 y por si ese no era suficiente aliciente para vencer, si caían derrotados serían sus rivales quienes subirían a ese tercer puesto dejando a la selección tulipán cuarta y sin margen de error, dependiendo de lo que hicieran los demás.

Si ganaban, no solo abriría una brecha con Turquía dejando la clasificación más cerca, sino que tendría más cerca a la República Checa, que empató, y no aumentaría la diferencia de puntos con Islandia, que ganó a domicilio a Kazajstán.

Con esas premisas comenzó un importante partido en los Países Bajos solo que no todo salió como querían. Primero por el papel de Turquía, que aceptó entregar el balón a los locales a cambio de las ocasiones de gol, una colocación y un orden táctico admirables y cierta facilidad para herir con cada pequeño error naranja. Y segundo por las importantes bajas de Arjen Robben y Robin Van Persie. Especialmente el primero que es un jugador indispensable para la otrora naranja mecánica.

Y es que Holanda debería ser una selección con muchos más recursos pero Guus Hiddink no parece haber dado aún con la tecla correcta. Entre otras cosas porque parece confiar más en la vieja guardia que en los nuevos talentos emergentes. Para sustituir a Van Persie, como ha venido haciéndolo en otros partidos el técnico holandés se decidió por Huntelaar en lugar de un enrachado Bas Dost, mientras que por Robben, que sigue siendo su futbolista más determinante como lo fue en el Mundial de Brasil, decidió colocar la técnica de Afellay en lugar de la velocidad y verticalidad de Promes o Narsingh. Una decisión muy respetable temiendo los pocos espacios que dejaría la selección otomana.

En el centro del campo también apostó por la veteranía del siempre decisivo Sneijder y por el orden de Nigel De Jong más que en la garra de Clasie o el talento de Klaassen.

La cuestión es que la fórmula no funcionó. Holanda tuvo la posesión pero fue ineficaz, no se tradujo en ocasiones y Turquía estuvo cerca de dar el susto con el gol de Burak Yilmaz, que siempre aparece y con el que se puso por delante.

A partir de ahí, Fatih Terim metió en el campo al siempre imprevisible Calhanoglu buscando sorprender a balón parado para sentenciar el partido y acabó refrescando el ataque con un conocido de la Eredivisie como Kazim-Richards. Guus Hiddink se lanzó al ataque a la desesperada. Metió a Narsingh y más tarde a Jetro Willems para forzar el juego exterior y quitó a su stopper, De Jong, para que Dost acompañase a Huntelaar a buscar el remate. Fue en el 90′ cuando el ariete del Schalke 04 consiguió el empate y un suspiro unánime de alivio de todo el Amsterdam Arena.

Guus Hiddink y su selección consiguieron otra oportunidad en el último momento. La necesitaban, pero no hay mucho tiempo. Francia se acerca y Holanda, de momento, no da la talla.

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