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Un nuevo sendero para el balompié, el fútbol japonés

Recuerdo cuando era pequeño, en esa infancia que irremediablemente a veces pasa por la televisión, para descanso de nuestros progenitores, una serie de animación que parece no pasar de moda y que acercaba el fútbol a los niños, se llamaba Oliver y Benji.

Trataba de niños con el sueño de ser futbolistas y que nos hacía soñar a todos con ese destino. Al final de la serie, conseguían su sueño, viajaban a Brasil, a Alemania, a Italia y se convertían en futbolistas reconocidos y profesionales, jugando con las grandes figuras del deporte rey y vistiendo con orgullo la camiseta de la selección japonesa.

Tendemos a ver, y con algo de razón, al fútbol europeo como algo superior y no es para menos, pues contiene alguna de las competiciones de más calibre y más competitivas, además de un ritmo alto y exigente. Desembarcar en ellas es un sueño para cualquier futbolista con el fin de avanzar en su carrera, obtener fama y repercusión mundial. También hemos tenido siempre en cuenta a Sudamérica, donde el fútbol forma parte de una filosofía de vida, jugadores talentosos que han supuesto traspasos millonarios en la historia del fútbol.

Poco a poco fuimos aceptando la evolución del fútbol africano. Jugadores fuertes físicamente en su mayoría, que cada vez eran más técnicos y gozaban de unas condiciones atléticas envidiables aportando mucha velocidad. El éxito de las águilas nigerianas en los JJOO de Atlanta’96 o la medalla de plata alcanzada en los   de Pekín’08, las actuaciones en Mundiales de combinados como Senegal, Costa de Marfil, Camerún y otras tantas, hizo que el mercado africano, más barato que el Sudamericano, alcanzara un gran nivel y supusiera una fuente inagotable de jugadores para el fútbol mundial. Ahora las necesidades económicas han encontrado una nueva salida en Asia. El fútbol japonés.

Y es que ya hace varios años que disfrutamos de algunos futbolistas coreanos y japoneses en el viejo continente, aunque su desembarco en Europa se producía con cuentagotas.

Quizás el más destacado del país nipón por su calidad y uno de los que más se recuerda fue Hidetoshi Nakata, que jugase en la Roma -equipo con el que ganó la liga en la temporada 2000/01-, Parma o Fiorentina e incluso probase suerte en la Premier League, en las filas del Bolton Wanderers. El mediocentro disputó tres mundiales y está considerado como uno de los deportistas asiáticos más destacados de la década de los ’90.

También disfrutamos de la calidad de Shunsuke Nakamura, futbolista que al igual que Nakata, dio el salto a Europa para jugar en el Calcio y que disfrutó de sus mejores años en el Celtic de Glasgow e incluso disputó la Liga BBVA hace un par de años en las filas del RCD Espanyol.

Sin embargo, parece que ahora el cuentagotas se ha roto. El fútbol japonés y asiático ha evolucionado mucho, la J-League, competición japonesa, ha mejorado a pasos lentos pero constantes en su ritmo de juego y en el nivel de los futbolistas, y la exportación de jugadores se ha potenciado sobremanera. Los primeros en aprovechar esto han sido los clubes alemanes, convirtiendo la Bundesliga en el primer puerto para estos prometedores jugadores asiáticos. Quizás la mejor prueba de esta evolución es el tercer y cuarto puesto en los recién concluidos Juegos Olímpicos de Londres 2012 que consiguieron Corea del Sur y Japón respectivamente.

Es un estilo de fútbol muy aprovechable, pues en general son futbolistas muy disciplinados, ordenados tácticamente y con un gran esfuerzo físico durante los partidos.

Ya en la Bundesliga podemos ver jugadores japoneses interesantísimos y muy jóvenes como Yuki Otsu -22 años- mediapunta del Borussia de Mönchedgladbach y uno de los jugadores más en forma de Japón en estos Juegos Olímpicos. Con buena llegada desde la segunda línea, muy potente en la conducción y un gran disparo. También Hiroshi Kiyotake -22 años- jugador del FC Nuremberg, que posee una gran visión de juego y es muy técnico y muy bueno en el pase y en la presión.

 

Hiroki Sakai, el lateral derecho de la selección japonesa en los JJOO. A sus 22 años, formará parte esta temporada de la plantilla del Hannover 96. Un jugador con buena subida por la banda y aguerrido en defensa, aunque no ha dado un gran nivel en Londres 2012. También pudimos ver a Takashi Usami, futbolista del Hoffenheim que el año pasado estuvo cedido en el Bayern de Munich, de 20 años. Jugador de buen físico, potente en la conducción y muy luchador.

Jugadores que inundan la liga alemana como Atsuto Uchida del Schalke 04, el talentoso Takashi Inui y Yusuke Tanaka del Bochum o Makoto Hasebe, del Wolfsburgo, entre otros.

Y otros menos conocidos que aún continúan en la J-League y que podrían dar en un futuro el salto a Europa como Takahiro Ohgihara, mediocentro de 20 años que juega para el Cerezo Osaka o su compañero de equipo Kenyu Sugimoto, delantero de 19 años que también disputó los juegos olímpicos. También Kensuke Nagai, el delantero del Gamboya Grampus que posee una velocidad endiablada y que ayudó a hacerle un lio a la defensa española en Londres.

Yosuke Kashiwagi, el mediocentro de Urawa Red Diamonds que tiene mucha calidad en su zurda, Masato Kudo del Kashiwa Reysol, otro de los delanteros interesantes de la J-League, por decir algunos.

Alemania ya se ha dado cuenta de que es un gran mercado emergente desde donde importar jugadores y son muchos los futbolistas que llegan a esta y en menor medida a otras ligas europeas, como Ibusuki Hiroshi que llegó al Sevilla B en España, o jugadores más conocidos como Keisuke Honda, que aporta su gran calidad al CSKA de Moscú en Rusia, Yuto Nagatomo del Inter de Milán en Italia o quizás el más conocido y el que más en forma está, Shinji Kagawa, que este año dejó el Borussia de Dormund para desembarcar en la Premier League con los diablos rojos del Manchester United a cambio de 17 millones de libras.

¿Cuanto tardará el fútbol español en explotar también el mercado asiático y concretamente, el japonés? La rentabilidad y el rendimiento continúa demostrando que sería una buena decisión y tal vez, solo tal vez, los niños japoneses estén cada día más cerca de cumplir esos sueños reflejados en aquella serie de animación que marcó nuestra infancia.

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