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Un rompecabezas pendiente.

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Si el pasado 1 de julio arrancaba un verano realmente prometedor en materia de fichajes para el Manchester United, el período estival ha resultado, salvo por el fichaje de Depay y la apuesta por Darmián, un auténtico fiasco donde más lo necesita el club. A una plantilla que, en el primer año de la era Van Gaal, solo pudo lograr un cuarto puesto, quizá facilitado por la prematura caída copera y la ausencia de competición europea, se le han sumado bajas de peso, bien por relevancia (Van Persie), bien por lo invertido (Di María) y apenas se ha reforzado con calidad. Además, ha tenido que ser testigo de cómo dos grandes opciones para reforzar el extremo derecho, hoy prácticamente huérfano, y el eje de la zaga han viajado a la capital de Inglaterra y a la parte skyblue de la ciudad respectivamente, por lo que nos encontramos con que las únicas opciones en esas posiciones pasan por un todavía inmaduro Adnan Januzaj y una pareja de centrales no lo suficientemente buena para un club del calado de los red devils como son Smalling y Jones, sin ni siquiera un recambio puro para ellos para evitar, salvo urgencia máxima, que Rojo o el polivalente Blind tengan que hacer las veces de central. El centro del campo es, con diferencia, la zona más equilibrada al contar con jugadores de diverso corte como un pasador (Mata), un creador (Ánder), veteranos experimentados (Schweinsteiger y Carrick), una promesa (Januzaj) y un ancla (Schneiderlin) de suma importancia en su anterior club, el Southampton de Koeman, mientras que la portería, zona turbulenta durante todo el verano, ha sido bien asegurada con un meta de entidad y experiencia como Romero.

Así, este parece que será el 11 de gala del United, un 4-2-3-1 con fluidez de movimiento en tres cuartos:

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Esta alineación ofrece, a criterio personal, más problemas que soluciones, pero empezaremos por el lado positivo. El doble pivote no solo tiene clase moviendo el balón y aporta seguridad, sino que añade una capacidad de sacrificio que Carrick por edad y Fellaini por cualidades no podían facilitar. Las bandas han multiplicado su velocidad, especialmente la izquierda, y Depay, si llega un 9 que permita a Rooney asentarse en la mediapunta, tendrá muchísimas más facilidades para explotar al límite su calidad individual. En el ámbito negativo, la pareja de centrales no ofrece seguridad alguna a la hora de sacar el balón jugado, lo cual podría implicar incluso un poco más de trabajo para Bastian; la banda derecha carece de profundidad, amén de que Mata se vuelve mucho más efectivo cuando juega por la izquierda, pues no tiene el desborde del típico extremo a pierna cambiada que encara la portería; Romero no es De Gea, lo cual creo que se comenta solo, a pesar de que el argentino es muy solvente; y Rooney no es un ariete a pesar de que conoce todos los secretos de la posición, pero la falta de altura en un fútbol tan físico y táctico en jugadas a balón parado como el inglés, por lo que el United, si quiere paliar algunos de estos defectos, debe hacerlo con la mayor inteligencia que permita un tiempo que ya corre en contra. Una semana, un central y un delantero centro. Veremos en qué queda todo cuando llegue septiembre.

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