Entrevista Jesús Capitán «Capi» 2002
Jesús Capitán «Capi» es uno de los futbolistas béticos icónicos de la primera década del siglo XXI. Su procedencia canterana, su calidad técnica y su entrega en el terreno de juego le sirvieron para ganarse el aprecio y cariño de la afición verdiblanca.
En esta entrevista publicada en ABC en octubre de 2002, cuando estaba en el pico más alto de su carrera, deja claro su ilusión por seguir jugando en su equipo de siempre, ajeno a los rumores sobre traspaso a otros clubs.
El debut europeo ha coincidido para él con uno de sus mejores momentos desde que forma parte del primer equipo bético. Capi, sencillo y modesto hasta extremos impropios de nuestros tiempos, se quita de encima las flores y las reparte entre los que lo rodean pese a la satisfacción personal por su buena racha de juego.
– Debutar en la UEFA fuera de tu país y traerte un triunfo no es fácil y te hace sentir muy bien. Éste es otro sueño más que he podido cumplir. Pero no creo que ahora mismo sea yo el motor del equipo ni nada de eso. Me siento muy bien físicamente y eso ayuda porque da confianza. Es obvio que el fútbol no es sólo correr y la verdad es que me están saliendo las cosas perfectas en este inicio de la temporada. Me encuentro muy bien, sí, pero no voy a decir mejor que nunca. Simplemente, cada temporada voy un poquito a más desde el año del Granada.
– No parece gustarle demasiado el papel de líder de un equipo…
– No, no, lo de líder no me gusta. Uno más y punto. No es que no me guste en sí el papel de líder, es que creo que un equipo de fútbol es un grupo de once hombres trabajando, todos igual de importantes aunque sea luego uno el que desnivele. De líder nada, diremos sólo que estoy bien. El entrenador me está dando mucha confianza, mucha libertad, y eso es muy importante. No es lo mismo jugar en la posición en la que yo lo hago y tener un entrenador que te diga «haz esto, haz lo otro…» a tener un técnico como el que tenemos que me dice «haz lo que quieras». Si a todo eso le juntamos que el equipo juega con dos pivotes que me dan mucha tranquilidad a la hora de defender, no se puede estar más que a gusto en el campo.
– ¿No puede pasarle factura esta carga de partidos?
– Soy de los que piensan que jugar muchos partidos es bueno, que jugar a menudo te da continuidad y te permite mantener un ritmo de competición adecuado rompiendo un poco la rutina de tanto entrenamiento. Yo lo prefiero, en mi caso es positivo.
– ¿Cree que perdió potencial ofensivo con Juande Ramos, que estaba más sacrificado en defender?
– Si, así es. Mucha gente me decía que no llegaba fresco al área rival, y era por eso, porque tenía otras funciones además de buscar portería. Con Juande estaba dedicado en un cincuenta por ciento a defender y en otro cincuenta a atacar. Luego llegaba al borde del área y fallaba un montón de goles porque estaba asfixiado, sin el pelín de frescura necesario.
– ¿Le dolió que el año pasado se escucharan algunas voces críticas que hablaban de que usted no había dado ese paso más para estar en Primera, que en Segunda muy bien pero que se había estancado?
– No puedo gustar a todos, es normal, me tengo que aguantar con lo que opinen. Pero yo me encontré muy bien el año pasado, jugué 36 partidos y eso es por algo. Lo que pasa es que hubo otros que destacaron más que yo, surgieron individualidades de las que la gente habló más, como Joaquín, Ito o Benjamín, y la novedad de Capi se pasó un poco. Pero estoy muy satisfecho con mi trabajo y creo que hice una campaña importante. Y encima tuve la oportunidad de debutar con la selección.
– ¿Le está dando un empujoncito más tener el dulce de la selección en el subconsciente?
– Está claro que es una motivación más. Aparte de intentar hacer las cosas bien con mi equipo, si después te llega un premio como ese, pues mejor. Creo que ahora he vuelto por la desgraciada lesión de Valerón, que será el mediapunta de la selección mucho tiempo porque es un crack, pero también yo debo buscar mis oportunidades.
– ¿Cree que ha podido beneficiarle el hecho de que el público esté ahora más pendiente de otro de los canteranos, o sea, de Joaquín?
– Sí, puede ser, sobre todo porque a mí tampoco me gusta que estén todo el día hablando de mí, no juego al fútbol para eso sino para divertirme haciendo lo que he hecho siempre defendiendo mis colores de toda la vida.
– Debe ser algo complejo para un chaval como Joaquín saber sobrellevar esa fama, los rumores…
– Sí, bastante. Me pasó mi primer año. Se ha puesto de moda y muchos se interesan por él, todos están pendientes, y se ha convertido en una atracción vaya a donde vaya. Con la selección es horroroso, los chiquillos se vuelven locos. Para un tío con sólo veinte años es complicado vivir así, pero es lo que tenemos y hay que saber llevarlo lo mejor posible.
– En su caso, también hubo épocas de rumorología. Que si el Chelsea, que si el Barcelona… ¿Lo pasó mal?
– No, no, yo paso rápido de todo eso. La gente ya sabe lo que pienso y lo mantendré toda la vida. He luchado mucho por llegar a donde estoy ahora y no voy a dejarlo escapar. Mi ilusión es no salir de aquí y retirarme con esta camiseta. Para jugar al fútbol hay algo muy importante aparte del dinero, estar feliz en un sitio, aunque sea ganando menos. Aquí tengo mi familia, mi casa, mi gente, mis amigos, mi equipo de siempre… No puedo pedir más y no lo cambio por nada del mundo.
– ¿Por nada?
– Por nada. Sinceramente, prefiero un aplauso de mi gente que un millón de pesetas más de ficha. Me siento muy valorado en el Betis y si me mejoran el contrato será por iniciativa del club, porque salga de ellos. Más que dinero, quiero esos aplausos o simplemente el cariño que tengo ahora.
– ¿Tiene alguna espina clavada en lo que se refiere a su carrera?
– En el Betis ninguna, estoy satisfecho con todo lo que he hecho. Lo único que me duele es no haber podido subir a Segunda al Granada.
– ¿Pretende vivir del fútbol una vez se retire?
– No, no. Me gustaría ser uno más, con el trabajo que me salga. Seguiré siendo gran aficionado al fútbol y al Betis, pero nada más que aficionado.
– ¿Qué le gusta menos del fútbol?
– Aparte de la violencia que lo rodea, que más que nada ya es un negocio. Y el futbolista una mercancia…
Fuente: Eduardo Barba en ABC 31 de octubre de 2002