Entrevista Patrick O´Connell 1935
En julio de 1935, después de la exitosa campaña que condujo al Campeonato de Liga, Patrick O´Connell deja el Betis y ficha por el FC Barcelona. Su contrato había finalizado y la oferta que los directivos béticos le hicieron para su renovación quedaba muy lejos económicamente de lo que el equipo catalán le ofrecía. El FC Barcelona era muy poderoso en cuestiones monetarias, y después de bastantes años sin ningún éxito deportivo ( desde que ganó la primera Liga en 1929 no había vuelto a vencer ni en Liga ni en Copa), estaba decidido a romper esa tendencia y para ello nada mejor que fichar al entrenador del reciente campeón de Liga.
Esta entrevista es, muy posiblemente, la última que concedió O´Connell como entrenador bético. Se publicó en AS el 29 de julio de 1935, pero por el contexto se tuvo que realizar en los primeros días de julio, dado que se menciona en ella a la preparación del último partido del Betis esa temporada, que fue un amistoso jugado en Oporto el 7 de julio.
En la entrevista O´Connell nos da algunos datos interesantes sobre su concepción del fútbol, el problema del arbitraje o su estancia en Sevilla.
Hemos ido a sorprender al entrenador del Betis en plena faena. El equipo va a jugar su último partido de la temporada, y el preparador va a dirigir su último entrenamiento, que también lo es para él, ya que, cumplido su contrato, pasa al Barcelona FC.
Míster O´Connell, irlandés de pura cepa, es un tipo simpático, alto, fuerte, sonrosado. Se expresa con dificultad en castellano, tanto, que a veces pasamos verdaderos apuros para comprenderle. Tiene cuarenta y tres años.
Comenzó su vida deportiva de escolar, sobresaliendo en los deportes atléticos; verdadero “sprinter”, ganó numerosos premios en las carreras de velocidad, siendo especialista en las pruebas desde cincuenta metros a la milla. A los diez y siete años ingresó como profesional en Belfast (Irlanda), jugando en el equipo de este nombre solamente seis meses, pues pronto fue gestionado su traspaso a Inglaterra por el Sheffield Wednesday; luego pasó al Manchester, más tarde al Hull, recorriendo los principales equipos ingleses.
En 1912 jugó en Escocia, formando parte de la primera Liga, con lo que fue el único jugador que había participado en las Ligas de los tres países (Inglaterra, Escocia e Irlanda).
A los veintidós años fue capitán del equipo internacional de Irlanda, que ganó el campeonato del Mundo (temporada 1913-14), teniendo que eliminarse previamente con los onces representativos de Inglaterra, Escocia y País de Gales, siendo seleccionado internacional quince veces consecutivas.
Después de la guerra, su proyecto era descansar, pero el fútbol le atraía, y cuando se hallaba en plena recuperación recibió una propuesta del Racing de Santander ofreciéndole el puesto de preparador. Aceptó, llegando a España en octubre de 1922; terminado el contrato con el Racing pasó al Oviedo y luego al Betis, desde donde salta al Barcelona.
– Diga, Míster O´Connell, preguntamos, ¿por qué abandona el Betis, ahora que ha triunfado el equipo?
– Precisamente por eso. Con el Betis he llegado, como entrenador, a todo lo más que podía aspirar, logrando hacerle campeón de Liga; claro es que mi deseo hubiera sido verle también triunfador en la Copa, pero lo primero es bastante. Hoy al equipo no le hago falta; sus jugadores se hallan en perfectas condiciones, poseyendo una experiencia y una moral que les basta. En cuanto a mí se refiere, me agrada Sevilla, estoy satisfecho de mis siempre cordiales relaciones con la Directiva del Betis, pero este clima es muy abrumador; Barcelona es diferente y… ¡hay que buscar un poco la comodidad¡
– Entonces, ¿sus relaciones con la Directiva y con los jugadores son cordiales?
– Nunca dejaron de serlo. Ya le he dicho algo que se refiere a la Directiva; en cuanto a los jugadores, no tengo más que elogios para ellos. Siempre pusieron todo su interés en procurar hacer lo que les indicaba y nunca he tenido con ninguno el menor rozamiento. He de aclarar que el equipo ha sido casi totalmente formado por mí, pues del titular que encontré a mi llegada hoy tan solo conservo a Peral y a Adolfo.
Míster O´Connell es un conversador admirable; su charla, de una amenidad insospechada, pese a su acento, abarca espontáneamente cuantos temas puedan ser de interés para los lectores, adelantándose a nuestras preguntas.
– La posición de un preparador en España es delicada; en el club todos entienden de fútbol; todos creen que saben tanto como él; se labor es, a menudo, criticada, desposeyéndole de la fuerza moral necesaria que debe asistir a todo entrenador. Frecuentemente, y no me refiero al Betis al decir esto, para la confección del equipo que ha de jugar determinado partido, “asesoran” al entrenador los miembros de la Directiva y ¡ya está aquí el conflicto¡. Si el preparador, dejándose llevar de su recto criterio, pasa por alto “la indicación” y el equipo pierde, todo serán censuras, pero si en cambio gana, el pobre entrenador será dejado al margen de la victoria.
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– Constantemente, nos dice, oigo hablar de la técnica del fútbol. ¿Qué es eso?. En el fútbol no existe técnica alguna. La única técnica es ganar. Un equipo podrá ser todo lo técnico que la crítica estime, pero si esa técnica no le sirva para marcar tantos, es preferible que sea menos técnico y más práctico; aparte de que los mismos ingleses reconocen que el fútbol está aún muy lejos de haber llegado a la perfección, y si eso dicen en Inglaterra, cuna de este deporte, ¿qué podremos argüir aquí? El pase técnico, el verdadero pase recogiendo el balón sin dejarle botar, pase que permitiría llegar al “goal” en cuatro segundos con la intervención de solo tres jugadores, ése aún no se ha conseguido
– Existen hoy tan buenos árbitros en España como en Inglaterra, si bien yo que les vengo observando desde hace bastantes años, les encuentro un defecto: poca energía. Esta falta débenla, en su mayor parte, al poco apoyo que a su autoridad prestan los clubs; para ellos, para los clubs, hay dos clases de árbitros: “buenos para casa” y “buenos para fuera de casa”. Esto no debe ser: si el árbitro es bueno, y vuelvo a repetir que en España los hay tan buenos como en Inglaterra, debe de serlo en todas partes. Con estas distinciones lo que ocurre es que los árbitros acaban por no tener la confianza ni de los equipos ni del público, y así no es de extrañar que, faltos de la fuerza moral necesaria para imponerse, sea el árbitro siempre el culpable de todo.
– El reglamento es el mismo que en Inglaterra, pero aquí se interpreta, y por lo tanto se aplica de distinta manera; eso sin contar los diversos criterios personales que tiene cada árbitro, y aún éste, dentro de cada partido. Sobre todo hay unanimidad en España al confundir el juego duro con el juego violento. Está reciente la campaña que se ha hecho respecto a este asunto, y no debo opinar, pero creo que la mayor parte de las censuras que se han dirigido a algunos jugadores son injustificadas, pues el fútbol tiene sus fases: unas de destreza y habilidad, otras de virilidad y energía.
Terminamos. Míster O´Connell ha de continuar su entrenamiento. Amablemente se nos ofrece en Barcelona. Agradecemos su gentileza y le deseamos buena suerte entre los noys.
Fuente: Ricardo G. Laforest en AS 29 de julio de 1935