José María de la Concha, el hombre que iba y venía del Betis al Betis
En Abril de 2005 a los 90 años fallecía José María de la Concha, tras toda una vida dedicada al Real Betis Balompié, y del que era socio número uno en ese momento.
El periodista Manuel Ramírez Fernández de Córdoba dedicó en ABC el 30 de Abril este sentido artículo:
José María de la Concha, el hombre que iba y venía del Betis al Betis
Fue todo. Y ahí, en su propia biografía, puede verse que siempre iba y venía del Betis y al Betis para hacer, en verdiblanco, su hermosa historia y, a la hora del recuerdo, uno, quien firma, se queda en un detalle que es bastante significativo de su forma y manera de entender el fútbol: un partido en Piscinas Sevilla de equipos de grupos y empresas. Y allí, con su mascota y creo recordar que con su gabardina, él en primera línea anotando nombres, preguntando edades, estando al tanto de descubrir, en esos campos de polvarea, los diamantes futboleros con los que soñaba.
Fue directivo de su Betis, secretario técnico de su Betis, entrenador de su Betis, consejero de su Betis y todo de su Betis, aunque hubiese fases de su vida en las que trabajaba para otros clubes. Siempre volvía a su Betis hasta el punto, llámenle casualidad o como quieran llamarle, de morirse el mismo día en que se cumplían setenta y cinco años del título de Liga que logró el Betis antes de que la Guerra Civil le destrozara el equipo.
El fue el que contrató a casi todos, y hasta podría quitarse el casi, los jugadores que en el setentaysiete del siglo pasado, ganaron la primera Copa del Rey, y aquel día fue para él, no ya el sueño hecho realidad histórica de ese título sino la satisfacción de vivirlo y contarlo en aquel Betis de José Núñez Naranjo, arte y parte, para, bajando a la anécdota, convencer a Szusza de que un flaco, casi enclenque en apariencias, era un jugador de inconmensurable clase llamado Cardeñosa; o encontrar a Biosca en Puertollano para hacer de él un polivalente mundialista; o Esnaola, Benítez, López, Alabanda… con un porcentaje de acierto que a mucho beticismo de infantería le otorgaba confianza y credibilidad cada vez que presentaba a un nuevo valor para su Betis.
Vida larga y fecunda vida. Socio número uno. Verde sobre verde que ya estará por los estadios de la Gloria reencontrándose con los campeones de aquella Liga del treintaycinco y por los campos de polvarea comentando que “ahí hay dos o tres chavales que juegan al fútbol como los ángeles y que pueden servir para mi Betis”…