Federico Cazorla Martínez-II
«Federico Cazorla, un testigo de aquel Betis de Sánchez Mejías»
La historia ocurrió en Madrid. En una fría y cruda tarde de invierno de 1958. Allí en mitad de un bar atestado de gente, Federico Cazorla se encontró con un viejo amigo.
No podía dar crédito a sus ojos, pero sí, era TIMIMI, aquel extremo legendario con que el Betis Balompié ganó la Liga 1934-1935, quién ahora estaba frente a él convertido en un pobre betunero que mendigaba una limosna.
Y se la dio, claro que se la dio. Nada más y nada menos que veinte duros de los de entonces. Y comprobó que Timimi volvía a sonreir. Y que le decía…
–Siéntese, don Federico, que le voy a «limpiar» gratis.
–No, a mí ningún bético me limpia los zapatos.
Y no se los limpió. No podía consentir que la dignidad de un bético descendiera a esos niveles. No podía permitir que un «hermano» de pasión hiciera ese trabajo menor. Y menos que nadie él. El que siempre pensó que lo más importante que se puede ser en la vida es bético.
10-junio-1974, lunes, día del homenaje a D. Federico Cazorla Martínez, Agente Comercial Colegiado, a la derecha de la imagen; por parte de su representada Monerris y Planelles S. A. de Jijona (Alicante).-Turrones «El Almendro»
Y todavía hoy, domingo 06-marzo-1988, con sus noventa y un años a cuestas, con su cuerpo débil y su mente lúcida, sigue pensando de la misma manera.
Sigue sin encontrar mejor amor que el que se le entrega a los colores verdiblancos, y no conoce ningún otro tema de conversación que tarde o temprano no termine encontrándose con el Real Betis Balompié. Con ese Club especial y distinto del que tanto sabe Federico Cazorla.
Una entidad que empezó a vivir desde que tuvo uso de razón, gracias sobre todo a la amistad de su familia con Juan Alfonseca Caro, y de la que llegó a ser Tesorero en el año 1931. cuando todavía había corrido muy poca agua por debajo de los puentes, y cuando estaba recién sentado en la presidencia del Club, Ignacio Sánchez Mejías, uno de esos mitos taurinos que a lo largo de la historia estuvieron vinculados al equipo verdiblanco.
Hoy en la era de la tecnología y del futuro, con el Real Betis Balompié postrado en la UVI deportiva.
Federico Cazorla continúa asomado al mundo desde su sala de estar. Allí, con cerca de un siglo sobre sus espaldas, vive de los recuerdos, de los recuerdos del Real Betis Balompié y de la Sevilla ida, y de las nostalgias.
Es quizá uno de los béticos que más han hundido sus raíces en los tiempos, y de ahí la fuerza de su testimonio, el valor de sus palabras, la grandeza de su mensaje.
Un mensaje del que no se abdica, y por eso le dice a todo el que lo quiera oir que «ser bético es como ser partidario de Curro Romero; es ser aficionado de lo que siempre está por hacer, de algo que nunca se sabe qué va a dar de sí».
Esa es su filosofía del Betis Balompié, su conocimiento profundo de un misterio que a veces está más allá de la razón.
Por eso confirma castizamente que «mire usted, ser del Real Betis Balompié es no poderse explicar cómo el resto del mundo no es bético».
Eso es el orgullo bético. El valor absoluto de lo que envuelve a este equipo al que llegó como dirigente Federico Cazorla Martínez en la década de los 1930. Y llegó de la mano de un torero.
–Ignacio Sánchez Mejías era muy bético. Siempre estaba con las cosas del Real Betis Balompié, y por eso le pedimos que se presentara para presidente. Aceptó, y empezó a hacer cosas grandes, porque Sánchez Mejías siempre fue muy soberbio y le gustó las cosas a lo grande. Tenía estudios de Medicina, y con su dinero hacía fiestas en su finca de Pino Montano; le subió el sueldo a los futbolistas y fichó a muy buenos jugadores; yo mismo fui a Canarias y fiché por 17.500 pesetas a Juan Martín, Timimi y Adolfo Martín González.
Sí, con Sánchez Mejías, según dicen los tratadistas de la historia verdiblanca, se inició una etapa de relanzamiento que coincidió con las contrataciones de Juan Rafael Pedrosa Cano, Rafael Sanz, Antonio Carreño Malpartida, Simón Sanabria y algunos otros.
De cualquier modo, el objetivo más ambicioso fue el intento de fichaje de uno de los hermanos Bienzobas Ocariz, Jaime Lazcano Escolá y Pedro Regueiro Pagola, de los cuales sólo este último jugó en el Betis Balompié:
–Y lo hizo porque Sánchez Mejías le garantizo a su padre que podría estudiar Derecho mientras que actuaba en el Real Betis Balompié 1929-1930. Y lo cumplió.
En el plano social, Sánchez Mejías levantó una tribuna cubierta en el campo de deportes del Real Patronato Obrero:
–La cual se inauguró con un combate de Paulino Uzcudun Eizmendi, al que acompañé desde los vestuarios hasta el ring.
Aquellos años la Secretaría verdiblanca estaba en la calle Martín Villa nº 7, en los altos del Bar Plata, y desde allí se proyectaban unas ambiciones deportivas que tardarían en concretarse, aún en el año 1931 se rozara con los dedos la posibilidad de ganar el Campeonato-Copa de España.
Esa temporada habían defraudado los béticos en Segunda División, pero en el torneo del K. O. eliminaron consecutivamente a la Sociedad de Fútbol, al Madrid C. F. y al Arenas de Guecho, plantándose en la final contra el Athlétic de Bilbao.
El delegado de la expedición a aquella final fue Federico Cazorla Martínez.
–Yo salí de Sevilla con mi sombrero de paja, en medio de un calor impresionante. Habríamos organizado un tren especial, y llevamos una fe tremenda en nuestras posibilidades. Creíamos que íbamos a ganar, pero nos mató el agua. El campo estaba enfangado, y los «leones» no nos dieron opción. Lo pasamos muy mal viendo llover tanto en aquella pensión de la calle de la Montera, donde estábamos hospedados, y donde teníamos servicio completo por tan sólo 12’50 pesetas al día.
1931-Junio 21, domingo 17’30 Horas-Chamartín, Madrid.-Arbitró el catalán Jesús Arribas.
Para la posterioridad quedó aquella alineación bética formada por JESÚS Bernáldez Moreno (Juan Rafael PEDROSA Cano); Andrés ARANDA Gutiérrez, JESUSÍN-Jesús Ruiz Medrano; PERAL-José Suárez González, Enrique SOLADRERO Arbide, ADOLFITO-Adolfo Sancho Carrillo de Albornoz; TIMIMI-Pedro González Sánchez, ADOLFO Martín González, ROSENDO Romero García, ENRIQUE Garrido Reguera y Rafael SANZ. Que fue la que cayó derrotada por 3 goles á 1.
Una escuadra en la que ya estaba presente PERAL, al que según dice Federico Cazorla:
–Yo llevé al Betis Balompié en vísperas de un partido en el que no teníamos gente. PERAL trabajaba en una carbonería de la calle San José, y fue un futbolista con más casta que Prim.
Y con PERAL todos los demás. Ahí estaba ya Andrés Aranda, un futbolista con una visión enorme, que incluso murió con las botas puestas como entrenador del Real Betis Balompié, y toda una pléyade de figuras en ciernes, que en 1932 el domingo 27 de marzo exactamente, ascendieron a Primera División.
El entrenador era Emilio SAMPERE Oliveras.
–Un tipo serio que siempre llevaba un bastoncito.
Que, seguramente, aprovechó las simientes que había arraigado su antecesor, Juan Armet de Castelví (a) «Kinké», quién llegó al Betis de la mano de Federico Cazorla :
–Kinké fue durante muchos años jugador del Sevilla FbC, quizá uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.
El entonces pasó una época en que no estaba demasiado bien con la directiva del rival, y yo le hablé de venir al Real Betis Balompié. Y aceptó. Era un tipo fenomenal, que sabía mucho de fútbol, y que era capaz de estar en un cabaret hasta por la mañana y después por la tarde, era el mejor en el campo.
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