Figuras del Fútbol. Jorge Olmedo
Para la temporada 1973-74 volvieron a abrirse las fronteras a los futbolistas extranjeros, cerradas desde comienzos de la década anterior tras el mal papel realizado por la selección en el Campeonato Mundial en 1962 en Chile.
Se autorizó la presencia de 2 futbolistas en cada equipo. El Betis cubrió las plazas con dos futbolistas argentinos, aunque curiosamente ninguno de ellos jugaba en Argentina. Fueron el delantero Juan Carlos Mameli, procedente del Nacional uruguayo, y el centrocampista Jorge Olmedo, quien llegó procednte del fútbol de Colombia.
De la serie del diario deportivo Marca Figuras del Fútbol traemos hoy la crónica de su vida, contada en primera persona.
Tuve que falsificar la edad para jugar en un conjunto infantil que tenía el curioso nombre de “Cañoncito”, por el delantero centro Jorge Composto, que chutaba muy fuerte y que dio el nombre al equipo, formado por un grupo de niños del barrio Bacarás, de Buenos Aires, entre los que se encontraba mi hermano Norberto Dardo, actualmente arquitecto. Era el más pequeño de todos. El equipo se inscribió en un torneo de la parroquia de Santa Lucía para chicos de 10 a 17 años y yo sólo contaba con ocho. Salimos campeones invictos durante tres años. Jugando con el “Cañoncito” me vio Nano Gandulla, encargado de las divisiones inferiores de Boca Juniors. Tenía entonces doce años y los muchachos jugaban en el descanso de los partidos del primer equipo, lo que suponía una gran ilusión al encontrarse el estadio con muchos espectadores. Después de militar en los infantiles seguí por las escalas inferiores, pero al no ver posibilidad de formar con el primer equipo en un futuro inmediato pedí el traspaso al San Telmo, un club modesto que entonces se encontraba en Segunda. Jugué en Cuarta y Tercera División, y de aquí pasé al equipo titular, entonces en Primera. Era el año 1965.
Ya había conseguido el título de dibujante mecánico. Dejé el San Telmo para fichar por el Chacarita Juniors, equipo que siempre luchaba por mantenerse en la Primera División. Tenía enorme confianza en mis posibilidades, siempre la he mantenido. Abandoné el trabajo para dedicarme plenamente al fútbol. En el Chacarita Juniors tuve buenas actuaciones y en la segunda temporada se interesó por mí el Huracán, por el que fiché en el año 1968. En el Huracán tropecé con excelentes compañeros, como Viberti, Vilanova, Brindisi y Varela, ahora en el Hércules de Alicante. Siguió mi buen momento y ello me llevó a la preselección argentina, en la que estaban Fisher, Rendo, Savoy, entre otros. El responsable de la selección era Minella, pero se produjo un cambio de técnico y al llegar Maschio los que habíamos figurado en la lista del anterior fuimos fuera. Algo que suele ocurrir con frecuencia. También en el Huracán milité por espacio de dos temporadas.
En febrero de 1970, el Deportivo Cali hizo una oferta por mí al Huracán y las condiciones económicas me interesaron. En Colombia tuve la suerte de salir campeón el primer año de mi llegada. Otra de las grandes satisfacciones que recibí fue la consecución del título al mejor deportista profesional en el año 1972, distinción otorgada por la crítica deportiva y que coincidió con el título a la mejor deportista amateur, que recayó en Ana María Agudelo, con quien he contraído matrimonio. Nuestro encuentro fue curioso. La había conocido casualmente en febrero de 1971, días antes de una concentración para enfrentarnos al Santos. La llamé desde la concentración y me preguntó sobre nuestro estado de ánimo, dando por descontado que perderíamos frente al conjunto de Pelé. Contesté que no sabía si ganaríamos o no, pero que estaba seguro que marcaría un gol. Medió una apuesta. Jugamos contra el Santos y parece que Dios me iluminó. Marqué el gol del triunfo y que inclinaba la apuesta a mi favor. Al día siguiente la llamé para decirle que había ganado la apuesta, y que por lo tanto debía acceder a mi deseo de salir con ella. De esta forma comenzó nuestro noviazgo gracias al deporte, ya que mi esposa era baloncestista internacional por Colombia. La boda se hizo por poderes, debido a que nos casamos estando yo en España, el 19 de octubre del año pasado.
Como todos los jugadores, mi deseo era actuar en España. En julio del año pasado, el presidente del Deportivo Cali me habló de la posibilidad de venir a España, porque se había abierto el pase de extranjeros. Una semana después de finalizar el Campeonato colombiano me informó que tenía que viajar para disputar un torneo en España, y que si gustaba que no habría problemas para mi incorporación al fútbol español. Me sometí a prueba porque siempre he tenido confianza en mis posibilidades. Después de unos días de entrenamiento, muy pocos, disputé con el Betis el Ciudad de La Línea. Las cosas me salieron bien en los dos partidos, a lo que ayudaron mucho mis nuevos compañeros. Los técnicos quedaron satisfechos de mi rendimiento y firmé por mi club actual, con lo que cumplí el deseo de todo jugador de allá.
El Betis tuvo unos buenos comienzos y muy pronto se colocó en los puestos de cabeza, posición que hemos mantenido a lo largo de la competición por lo que confiábamos en que el ascenso no se nos escapara. Ha sido una enorme satisfacción para todos, muy especialmente para la hinchada del Betis, que la encuentro excelente.
Personalmente no estoy conforme con mi rendimiento. Realicé buenos partidos al principio de la competición, pero después no seguí en mi línea habitual por diversas circunstancias. El cambio de ambiente siempre influye y aquí extrañé la falta de la familia y las amistades. Me casé, como he dicho, por poderes, en octubre, y con la llegada de mi esposas las cosas se normalizaron bastante. Sevilla es una ciudad muy acogedora y ahora puedo decir que ya me he adaptado al ritmo de vida de España. También han influido en mi rendimiento las lesiones que me han castigado en varias ocasiones. Casi nunca me he lesionado a lo largo de mi vida deportiva y esta temporada he sufrido contratiempos, faltándome continuidad en los partidos y entrenamientos.
Confío en que en la próxima temporada todo vaya mejor para mí, porque soy capaz de rendir mucho más y justificar con ello mi contratación. La Liga en Segunda División acá es sumamente dura por lo larga y el esfuerzo físico que hay que derrochar.
Futbolísticamente siempre me desenvolví en un puesto adelantado, bien con el ocho, el nueve o el diez. Allí se juega de forma distinta, a base de mayor dominio de la pelota, sin marcajes tan implacables como acá. Uno se va adaptando a las circunstancias poniendo voluntad. Por todos los equipos que he pasado siempre conseguí buen número de goles. En 1972 salí segundo goleador de Colombia con 16 tantos sobre veintidós partidos, siendo el primero mi compatriota Londero. En el Betis he cumplido más misión de centrocampista, cosa que no había hecho hasta ahora. He procurado adaptarme a las órdenes que se me daban y superar las dificultades que ello entraña en un fútbol que se desconoce. Pese a todo, me encuentro muy contento en el Betis, en Sevilla y en España, más por el éxito de mi equipo que por mi triunfo personal, que ha quedado por bajo de lo que yo mismo esperaba. Confío en que en esta temporada en Primera División nos mantendremos sin apuros.
Fuente: Marca 11 de agosto de 1974