Sin confianza

Foto: Rafa Toro
Espero, en algún momento, tragarme mis palabras, pero me temo que no será así. Finalizó el mercado invernal y el beticismo vuelve a sentirse engañado. Unas semanas llenas de rumores que han acabado con una plantilla plagada de incógnitas y una directiva que deambula en busca de… ¿qué?
“¡Ahora, Betis, ahora!”, no señalaba un lema que ha tardado pocos meses en ganarse la enemistad de toda la parroquia verdiblanca, la cual confío en él en un día histórico para la entidad, horas donde todos pensaba que el cambio era posible, que al fin tendríamos una directiva acorde con una entidad maniatada en sus más de 100 años de historia y que, muy a nuestro pesar, seguirá estándolo.
Día 2 de febrero y el Real Betis termina el mercado invernal casi prácticamente igual que lo comenzó. Dos caras nuevas, Musonda y Montoya, refuerzan una plantilla “coja” en gran parte de sus parcelas. Se fueron Matilla, Figueras, Rennella y, en los últimos minutos, Tarek rumbo a EE.UU. Pese al nivel de estos futbolistas, lo cierto es que nos quedamos con dos centrales y un delantero menos, precisamente donde más flaquea el cuadro verdiblanco.
¿Cómo es posible que el equipo menos goleador de la Liga BBVA no tenga en sus filas el primer día de mercado un delantero de confianza? Eduardo Maciá apostó todo lo que tenía por Leandro Damiao, y falló. El brasileño, de vacaciones varios días por Sevilla, tiene todas las papeletas para no acabar vistiendo la elástica verdiblanca pero, ¿y la alternativa? Hace poco, se hizo creer al beticismo que, por fin, contaría con un director deportivo a la altura de la entidad pero, finalizado el mercado y con 15 goles a favor en 22 jornadas de competición, el Real Betis cuenta con Jorge Molina, Rubén Castro y Ricky Van Wolfswinkel, y, por si fuera poco, con la baja de Vincenzo Rennella. ¿Dónde quedó la profesionalidad? ¿Pensamos que con 15 goles a favor en 22 jornadas será fácil lo que resta de temporada? Agárrense, que vienen curvas.
Más allá de la nefasta planificación deportiva, chirría la actitud de una directiva que no ha sabido estar a la altura de la entidad heliopolitana. Llama, y mucho, la atención el hecho de ver cómo, hasta el último día de mercado, no han sido capaces de reunirse para tomar decisiones que pueden marcar el futuro a corto plazo del conjunto verdiblanco. Sorprende ver cómo Maciá se ha visto obligado a recorrer medio mundo para “colocar” a Tarek, una de sus apuestas, finalmente en EE.UU., o cómo se sigue buscando una salida para Rafael Van der Vaart, uno de los jugadores con el salario más alto de la plantilla que se ha dedicado a arrastrar la camiseta, como ya hicieron otros tantos no hace mucho y que acabó de la peor forma para la siempre maltratada parroquia verdiblanca.
Se acabaron los rumores. El Betis tendrá que tirar con lo que tiene de aquí a final de campaña. Además, todo parece indicar que Juan Merino seguirá en el banquillo del primer equipo pese a que la plantilla, de nuevo, volvió a mostrar una de sus peores caras ante la Real Sociedad porque, al parecer, Juande Ramos es “demasiado caro”. ¿No sería más caro un nuevo descenso? El beticismo de nuevo, ha perdido la confianza… y esta vez demasiado pronto.