Análisis: Las claves del ascenso para el Real Betis Balompié
Por fin hemos vuelto. Van doce veces y a pesar de las sonrisas, de los abrazos, de los gritos de aliento, de las lágrimas de felicidad, del beticismo inundando la atmósfera sevillana (y de otras partes de la geografía mundial), no quiero volver a vivirlo. No quiero volver a vivir otro ascenso porque para llegar hasta aquí se ha sufrido mucho durante la caída. Las lágrimas no fueron de alegría y esta afición, esta institución, no lo merecen. Lo demostraron el domingo y lo siguen haciendo a cada día que pasa.
Pero echar la vista atrás, solo debe servir para tomar nota de los errores y no volver a cometerlos. Por eso el Betis desde ya, debe trabajar en la próxima temporada en que los béticos no deban volver a vivir nada de todo esto, ningún descenso más, ningún ascenso más. Un trabajo que minimice los desengaños y las desilusiones, que modifiquen la dinámica negativa para que el máximo fracaso sea una temporada en la que no se entre en Europa. Es lo que merece este club.
Sin embargo, como todavía andamos con la resaca por este merecido ascenso, hoy si vamos a pasar la vista atrás, vamos a deleitarnos repasando cuales han sido las claves del ascenso. Los puntos decisivos esta temporada y que han acabado guiando al equipo a la Liga BBVA. Porque aunque el Betis no pueda estar jamás a la altura de su afición, su obligación es intentarlo siempre. Por ellos, por los que lo convierten en lo que es.
Julio Velázquez y sus inicios
No se guarda muy buen recuerdo del técnico salmantino. El club buscaba un técnico joven, que viniese de una temporada exitosa en su equipo y con fama de ser un hombre trabajador y meticuloso, pero sencillamente, este no era su sitio. Su llegada no agradó por varios motivos. Por una parte, la prensa lo tuvo desde el principio en el punto de mira por su mala relación con los medios y su hermetismo. Por otra, nunca congenió con una afición que venía muy quemada y que no encontró argumentos para dar su apoyo incondicional al técnico. Ese trabajo táctico que se auguraba cuando llegó no apareció en ningún momento y el cambio de club, desde atacar desde la sorpresa y dar la campanada en Murcia a que todos te esperasen como un líder, uno de los gallitos de la categoría, no supo asimilarlo en ningún momento.
Tras una pretemporada dura y difícil cuyos resultados no despertaron ninguna esperanza, la fragilidad defensiva que en muchas ocasiones mostraba el equipo y el tremendo aburrimiento que acusaba la afición durante los partidos le pasó factura. Nunca se sintió respaldado en su trabajo y aunque tuvo valor con Ceballos, su llegada al once junto a la de Varela, que han mejorado ostensiblemente el rendimiento de jugadores como Matilla o Casado, llegaron muy tarde. Tal vez, este inicio de Velázquez ha sido una clave de la temporada, no necesariamente positivo, pero si importante. Su salida y la llegada de su sustituto, hizo creer a los jugadores que habían encontrado el camino propicio para cumplir el objetivo y les hizo creer en sus posibilidades, siendo un nuevo comienzo para muchos de ellos. Paradójico resulta que su salida fuese lo que más ayudó al club.
La aparición de la cantera
Como siempre que el Betis toca fondo, cuando cae en el abismo, son los suyos los que deben sacarlo a flote de nuevo y no nos referimos solo a la afición. Puede que la cantera no haya tenido tanta importancia como en otros ascensos, pero siempre se deja ver para que los béticos sepan que hay recursos en casa de los que tirar.
En el último ascenso fueron los Beñat, Miki Roque, Cañas o Isidoro como antes fueron los Varela, Joaquín o Capi entre muchos otros. En este se dio la oportunidad de ser componentes habituales a jugadores como Caro o Alex Martínez pero las grandes apariciones las protagonizaron Varela y Dani Ceballos, además de Fabián y en menor medida, Alex Alegría.
Si el penúltimo ascenso apareció un tal Joaquín y al siguiente ese cerebro llamado Beñat, en esta ocasión la eclosión bajo la vitola de futura estrella la ha protagonizado Ceballos. Con una actitud y un carácter que ya quisiéramos en los 25 componentes de la plantilla, el mediapunta ha aparecido en el tramo más mediocre del Betis para llenar a la afición de esperanza, dejando en el campo destellos de que algo diferente va a pasar. Presente y futuro del Betis, junto a Varela, la mejor noticia de este ascenso llegando desde abajo para hacer al equipo más competitivo.
La resurrección de Molina
Empezó el de Alcoy la temporada como terminó la anterior. Perdido sobre el terreno de juego, sin saber muy bien que hacer con el balón cuando lo recibía, sin confianza para terminar las jugadas, evadiendo la portería para buscar con premura e incluso precipitación a Rubén Castro. La temporada pasada había causado estragos en la mentalidad de algunos jugadores y Jorge Molina era, o al menos aparentaba ser, de los más dañados.
Perdió su puesto en el once en beneficio de Rennella y Enzo respondió bien a lo que buscaba Velázquez. La pelea por hacerse con el puesto titular lo llevó a marcar goles decisivos y a dar asistencias importantes. No obstante, todo el beticismo se preguntaba donde estaba ese delantero trabajador, humilde y sacrificado que tantas alegrías había dado en otros tiempos. Merino le dio alguna oportunidad a su llegada, y Jorge la aprovechó, como mejor sabe hacerlo, marcando y aprovechando al máximo sus minutos. De nuevo enchufado, viendo que tendría que pelear si quería volver a jugar.
La llegada de Mel, menos riguroso en lo táctico que su antecesor pero ofreciendo libertad a la imaginación y la calidad de los jugadores de ataque, tan determinantes para el Betis en esta categoría, terminó por despertar al goleador. Los goles le hicieron volver a ser importante y él asumió el papel, echándose el peso del gol a la espalda incluso en los partidos más complicados para Rubén, hasta el punto de que este Betis ha acabado siendo Molina y diez más. Su temporada, su recuperación y sus goles, han sido una de las claves más importantes de la temporada.
La combinación Merino-Mel
Tras los duros comienzos y la debacle con Julio Velázquez en el banquillo, la llegada de Merino otorgó al equipo de sus principales atractivos cuando era futbolista. De carácter, de orgullo, de confianza. El equipo se dejó de excusas y el discurso, ganar a toda costa, caló en los jugadores. Se conformó un equipo rocoso que acumuló cuatro partidos seguidos sin acumular ni un solo gol y la convulsa situación que rodeaba al equipo se calmó.
Tras esa racha llegó Pepe Mel, que mantuvo una línea parecida, con un equipo que aunque menos riguroso en lo táctico ofrecía más movilidad en líneas de vanguardia, especialmente en estas últimas jornadas. La confianza de los Rubén Castro, Jorge Molina, Dani Ceballos, N’Diaye, Portillo, Bruno o Adán, que se sentían y son superiores a la media que impera en la categoría resultó ser letal y una gran racha de resultados ha llevado al equipo donde se merece.
El rendimiento progresivo de Adán
Al igual que ocurrió con Jorge Molina, Adán comenzó la temporada con muchas dudas basadas en su rendimiento y en algunos errores que le hizo perder cierta credibilidad. No es el mismo caso, pues Adán fue uno de los futbolistas más valorados tras el descenso. Nunca se escondió, siempre dio la cara y aportó toda la seguridad que fue posible en aquel momento.
Sus inicios fueron difíciles, tanto por su rendimiento como por la polémica surgida con el entonces entrenador de porteros verdiblanco. Sin embargo, polémicas a parte, volvió a no esconderse, siguió trabajando y se convirtió, una vez más, en un pilar importante del equipo. Sus actuaciones han ido del murmullo de la grada a vitorear sus actuaciones, salvando puntos y goles que podrían haber dificultado algo más el objetivo. Su actuación nos obliga a pensar que la portería es uno de los puestos mejor cubiertos para el próximo reto, ya en primera división.
La llegada de Portillo y la reivindicación de los más cumplidores
Entre las claves de la temporada, sin duda habría que nombrar el fichaje de Portillo. No es ningún secreto que en la planificación de la temporada había una serie de carencias que han condicionado alineaciones e incluso el juego del equipo. La principal ha sido la ausencia de un creador de juego. Con ningún mediocentro de estas características Julio Velázquez utilizó a Javier Matilla, aunque sus prestaciones casi se acercan más a las de un mediapunta, posición en la que jugó en el Murcia. La llegada de Dani Ceballos dio oxigeno como solución alternativa desde la línea de tres cuartos, aunque no terminó de ser suficiente.
La llegada de Portillo no solucionaba ese déficit, pero si sumaba un nuevo mediapunta, al estilo de Ceballos en cuanto a estar cómodo con el balón y potenciar las combinaciones con los compañeros. Es cierto que el equipo ha seguido teniendo problemas de creación a la hora de sacar el balón de atrás, pero ha sumado potencial de ataque con un jugador capaz de encontrar pases de gol donde otros solo verían rivales y ha resultado ser decisivo.
Además, a la nueva dinámica ganadora se han sumado jugadores como Jordi Figueras, por quien nadie apostaría y que sin embargo ha dado un rendimiento más que decente en Liga Adelante. Molinero que ha tenido que ayudar y hacerse con el lateral ante las continuas lesiones de Cristiano Piccini, cumpliendo como un profesional y sumando incluso asistencias y buenas llegadas en sus últimos partidos. Xavi Torres con quien había serias dudas tras su lesión pero que ha ido de menos a más haciendo un papel oscuro pero necesario o Alfred N’Diaye, que aunque no ha hecho buena temporada, ha acabado aportando más que el resto del año.
Don Rubén Castro
Y por último, es imposible no nombrar al goleador canario. El máximo goleador de la historia del Real Betis Balompié, que se dice pronto pero se nos llena la boca al decirlo. Ha pasado por rachas, como todos los delanteros, pero su innata calidad ha sido decisiva y ha sido la gran diferencia con el resto de competidores.
Su calidad a la hora de marcar la diferencia, a la hora de decidir un partido, de asignar incluso posiciones en la tabla, ha sido letal. Lo necesitaba en lo personal y sus compañeros saben que está ahí. Ha aparecido en los momentos de mayor duda y una vez más, otra, por cuarto año consecutivo, ha vuelto a ser decisivo y el crack de este Betis.
A todos ellos, todos son los culpables de este ascenso y a todos recordaremos dentro de 40 años, cuando en primera, sigamos recordando este como el último ascenso del Real Betis Balompié, porque no queremos volver a vivirlo. Este sentimiento se hizo para retos mayores y logros mejores. Es hora de buscarlos a base de trabajo.

Noticia por Jorge M. González
Apasionado del fútbol internacional y Social Media Manager. Me gusta seguir ligas extranjeras y a las jóvenes promesas de todo el mundo. Sígueme en twitter para compartir afición: @jorgegonex
¿Y la afición dónde queda?