Buen comienzo, caro peaje
Que el Betis transmitió muy buenas sensaciones durante su debut es evidente. Que ha pagado un alto precio en forma de lesiones, también.
Primero fue Fabrício, quien tras un encontronazo fortuito con Calahorro, sufrió una rotura del labrum derecho (tejido fibroso del hombro). Una aparatosa lesión que le apartará de la competición cerca de dos meses de baja; intervención quirúrgica incluida. Adiós al derbi.
Después fue Amaya. La contundencia física con la que se emplearon ayer los jugadores del Olympique de Marsella se explica viendo el estado de sus fosas nasales.
La torre madrileña del Betis tiene rota la nariz, hasta el punto de valorarse una posible intervención quirúrgica. Un contratiempo para el equipo, que pierde un efectivo en la zaga, y para el jugador, que se ve relegado a trabajos físicos sin balón por tiempo indefinido.
Y todavía hay que dar gracias porque Chica no acompañe a los anteriores. El defensa catalán sufrió una mala caída en la pugna de un balón aéreo y saltaron las alarmas. No obstante, no reviste de gravedad y ya trabaja con el resto del grupo.
Aunque pasara a vuelapluma para muchos cronistas deportivos, lo cierto es que el partido de ayer contra el cuadro galo fue de todo menos amistoso.
Los datos pueden engañar. Se mostraron sólo tres amarillas (Mario, Isidoro y Kaboré), sí, pero la contundencia física del equipo rival, de la que se contagió el Betis por momentos, estuvo a punto de arrebatarle el partido de las manos al árbitro francés Said Ennjimi.
El juego de contacto físico, típico en el fútbol francés, ha mermado a un Betis que además ha sufrido el infortunio también en los primeros entrenamientos en Fuenterrabía. Sólo cabe esperar que en la enfermería bética no tengan que recurrir a becarios para aliviar parte del trabajo.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.