El canario de las dos millones de razones para ser bético
¿Imaginas tener tu propio museo del Real Betis Balompié? ¿Imaginas tener en tus manos, por el amor a las trece barras, más de dos millones de artículos relacionados con el Betis? ¿Y si te dijera que cada vez que quisieras ver a tu equipo tendrías que recorrer miles de kilómetros? La verdiblanca tiene algo especial. Ese punto cautivador y sentimental. Esa manera de atrapar almas para no dejarlas escapar jamás. Una forma de vida que atrae a miles de personas en todo el mundo. No importa el rincón, no sirve de nada los orígenes de cada uno. Si se para ante ti, nada importa. Sólo disfrutar.
Las Palmas y Sevilla nunca estuvieron tan cerca como lo han estado desde que nuestro protagonista respira y sueña en verdiblanco. Y ya van un buen puñado de décadas “haciendo Betis” a más de 1.400 Km de distancia. Juan Manuel Domínguez Quesada (1945), canario de nacimiento y bético de corazón, atiende a Manquepierda.com en las horas previas al trascendental enfrentamiento entre Real Betis y Las Palmas, en la que fue su segunda visita al Benito Villamarín. Por suerte, no faltaron las sonrisas tras la vuelta del cuadro heliopolitano a la senda del triunfo.
De sangre verdiblanca, nuestro protagonista, natural de Moya (Gran Canaria), es dueño de una de las mayores hazañas del beticismo. Juan Manuel, desde 1964, guarda y clasifica recortes de prensa, llaveros, fotografías, carteles de los diferentes partidos disputados por el Betis, carnés, equipaciones, libros… y todo un sinfín de objetos que rememoran, uno por uno, una historia plagada de momentos inolvidables. Todos ellos disfrutados por Juan Manuel, siempre desde un punto de vista diferente.
“Mi colección es una hazaña incluso para mí. Pero muchas veces, cuando ves que el equipo no va bien, me pregunto qué hago perdiendo mi tiempo. Pero luego sales a la calle, alguien pasa y me dice que quiere entrar a ver o grabar mi museo, y me vuelvo a subir de nuevo”
Hombre amable y muy cercano en la conversación. Su gesto al enunciarme sus primeras palabras lo decía todo. Una inmensa felicidad recorría todo su cuerpo, pues no daba crédito a lo que sucedía. Rodeado de algunos de sus seres más queridos, de nuevo le tocaría disfrutar de su pasión. Recorrer más de 1.000 Km bien merece una recompensa. Equipado con indumentaria bética, ya algunos de los elementos que portaba formaban parte de su amplia colección, como la bufanda, obsequio que José Luis, uno de sus mejores amigos en Sevilla, le regaló hace ahora cuatro años.
Juan Manuel llegó a Sevilla horas antes de que rodara el balón en el Benito Villamarín. Feliz por el viaje, acompañado por toda la plantilla de la UD Las Palmas, se bajó del avión para vivir un nuevo sueño, el segundo en territorio hispalense. Ya sus primeras palabras desprendían beticismo por los cuatro costados: “Yo tengo tres equipos. Primero soy del Real Betis Balompié porque es el equipo que siento; segundo, sigo a Las Palmas porque es el equipo de mi ciudad; y tercero soy de cualquier equipo que se enfrente al Sevilla”, reconocía entre risas.
Su garaje en Moya se ha convertido en un auténtico museo del Real Betis Balompié. Un santuario verdiblanco que recuerda cada trozo de la historia de un club centenario. Un espacio donde, a su entrada, sorprende el enorme escudo imperante y el mítico “Viva el Betis manquepierda” en veinte idiomas diferentes.
“Para mí el “Viva el Betis manquepierda” es mi vida entera. Encima tenerlo allí en veinte idiomas, imagínate. Allí por el pueblo pasan muchos turistas y, cuando lo ven, suelen pararse a hacerse una foto. Es el sitio de Moya donde más se para la gente a hacerse fotos y a mí me eso enorgullece. Es un deseo que yo siempre tuve, tener el escudo allí, un escudo bastante grande, por cierto”.
Pero su historia al lado del Betis no surge fruto de la casualidad. Ya de pequeño, Juan Manuel se crió rodeado de conversaciones donde, a menudo, aparecían las trece barras, algo que le cautivó desde el primer momento: “Yo me crié abajo en Las Palmas con mi tío, que tenía una peluquería donde se hablaba mucho de futbol y se escuchaba mucho el famoso Manquepierda. En ese momento tenía catorce años. El Betis acababa de subir de Tercera a Segunda División y me yo me hice del Betis cuando jugaba en Tercera, aunque ya tenía su historia porque venía de haber sido campeón de Liga y de haber jugado finales. Todo ello me fue motivando hasta el día de hoy”, recuerda orgulloso nuestro protagonista.
El gesto alegre de su cara inicia cada una de sus respuestas, sabiendo que estaba a escasos cincuenta minutos de ver de nuevo a su equipo en directo. Así, es incapaz de enumerar los motivos exactos que lo guiaron a ser hoy fiel seguidor del conjunto verdiblanco: “Eso tiene su historia y su cachondeo. Imagínate ser bético viniendo de Las Palmas. Yo sólo he estado dos veces aquí contando la de hoy. Hay preguntas que dicen: “¿Por qué eres del Betis?” Yo digo siempre que tuve suerte, y ya está, no hay otra”, afirma sincero.
Moya es un municipio de apenas 8.000 habitantes. Juan Manuel, como no podría ser de otro modo, se siente muy orgullosos de su lugar de origen, del que destaca los exquisitos dulces (suspiros, bizcochos…) de la comarca, esos que un día tuvo la oportunidad de ofrecer a figuras míticas del beticismo: “Moya es un pueblo que está a unos 20 km de Las Palmas. Además, se le conoce como la villa verde, así que por ahí ya se encamina un poco la cosa. Bueno en realidad se le conoce últimamente, porque antes allí, el equipo de fútbol del pueblo, llevaba los colores rojo y blanco, porque había un señor que jugó en el Atlético de Madrid pero, a base de empeño e influencia, Moya es hoy verdiblanca”, afirma Juan Manuel.
Pero su museo ha hecho que Moya y su gente tengan hoy un vínculo especial con el Betis. Juan Manuel ha logrado transmitir su sentimiento tanto a su pueblo como a su entorno más cercano: “Ahora voy a cualquier sitio y me dicen: “¡Mira, ahí viene el bético!”. Pero, pese a ello, parte del pueblo se sigue extrañando de esta particular afición, una afición que, incluso, ha llegado a causarle algún que otro problema a nuestro protagonista: “He tenido enfrentamientos verbales porque no lo entienden. Una vez un periodista me hizo una entrevista y yo sabía que él se había casado en Granada. Me decía que parecía mentira que fuera del Betis teniendo aquí a Las Palmas. Entonces yo le contesté que, al igual que él se había enamorado de una granadina, yo me acabé enamorando del Betis. Así de claro”, afirma.
Sólo tenía dieciochos años cuando Juan Manuel se embarcó en su colección. Lo recuerda orgulloso y emocionado, pese a que ha habido momentos duros en su vida: “Tengo incluso carnets del Betis desde el año 1955, que me los han mandado gente de aquí, entre ellos algún directivo del club. Y después la gente que llega allí me dona cosas: carnets, camisetas, bufandas… Siempre me ha gustado coleccionar cosas pero, cuando a los dieciocho empecé a aficionarme más al Betis, comenzó la aventura. Además, también comencé a archivar. Tengo colecciones aparte de Gordillo, de Alexis, de Rubén Castro. De todos los jugadores canarios tengo guardados recortes y objetos. Yo voy día a día, con recortes de los periódicos, a los que le coloco sus fechas correspondientes”.
Con dudas tras muchos años de colección, Juan Manuel llega a afirmar que en su museo hay, a día de hoy, cerca de dos millones de recortes de prensa de los diferentes momentos históricos del club y más de setenta llaveros diferentes de la entidad, entre otros muchos objetos béticos: “Yo reto a la gente a que vaya a El Corte Inglés a comprar un llavero del Betis. Es muy difícil. Sólo Barcelona, Madrid, Atlético de Madrid y Las Palmas. Y punto”, expresa. Pero, pese a los muchos recuerdos que posee, hay algunos que guarda con especial cariño, como los libros de Reyes Aguilar; la cartera que porta siempre, regalo de Rafael Gordillo; la equipación que le regaló Dani, delantero verdiblanco… aunque afirma que, “con que sea verdiblanco” le basta para tener un gran valor.
Pero su colección no pasó desapercibida para el club de sus amores. La entidad verdiblanca, casi por sorpresa, visitó el museo de Juan Manuel en Moya, aprovechando la visita del conjunto verdiblanco a Las Palmas el pasado curso. La emoción de ese día aumentó en él por minutos, pues lo que pretendía ser algo discreto y sencillo acabó convirtiéndose en una auténtica fiesta: “Vamos a ver. Elena Muñoz era la jefa de prensa por aquel entonces del Betis. Entonces yo le pregunté ese día que cuanta gente iba a venir a visitarme a Moya y me dijo que sería seis o siete. Nosotros tenemos un producto típico, los suspiros. Yo los preparé para siete personas pero, cuando llegó la guagua, salió Alexis con una bolsa, Gordillo con otras dos bolsas… y, entre una cosa y otra, se llenó aquello de gente y de vecinos del pueblo. Fue impresionante. En ese momento el volumen mío en el pueblo creció mucho más. Fue un espectáculo”, recuerda Juan Manuel.
“Yo llevo al Betis muy adentro. Yo soy del Betis, no tengo el corazón dividido con otros equipos. Yo quiero a Las Palmas, pero no presumo de ser de Las Palmas. Presumo de ser del Betis”
Muchos rincones especiales en su museo, aunque uno destaca para él sobre el resto. El espacio dedicado a los jugadores canarios que han vestido la camiseta del Real Betis Balompié es uno de los que más valora Juan Manuel. Así, no duda en destacar la figura de su paisano, Rubén Castro, catalogándolo como “historia viva del equipo verdiblanco”, aunque destaca un matiz que siempre le recuerdan sus vecinos en Moya: “La gente que viene allí de Las Palmas me dice que no tengo al mejor jugador canario que ha estado en el Betis: Timimi, que fue campeón de Liga con el Betis”.
Así, la alegría esta vez fue doble. Regresó por segunda vez al Villamarín y, esta vez sí, se fue de Sevilla con la sonrisa dibujada tras la victoria ante Las Palmas, pues Juan Manuel ya visitó el feudo verdiblanco en 2002, sin suerte ya que, por aquel entonces, el cuadro heliopolitano cayó por 0-3 ante el Deportivo de La Coruña.
“No hay palabras para contar lo que se siente al cantar el himno rodeado de tanta gente. La primera vez que lo hice me pase todo el tiempo mirando a la afición. Fue una pasada”.
Pero, pese a ello, su mayor recuerdo bético fue en la final de la Copa del Rey en el Vicente Calderón ante Osasuna, encuentro al que Juan Manuel tuvo la oportunidad de asistir: “Pude asistir al estadio en Madrid a verlo. Allí hubo una juerga que para qué. Vi a ver a mi equipo, y encima fue campeón. Eso fue espectacular, acabé abrazándome con todo el mundo”, recuerda emocionado.
Su última frase define lo que siente por el club: “Para mí el Betis lo es todo. Tengo el Betis como una familia. Voy a cualquier sitio y los béticos, cuando me ven, me reconocen como el canario bético. Son como una familia”, finalizó.
Juan Manuel, ejemplo de beticismo. Su pasión inundó por segunda vez el Benito Villamarín. Vive, piensa y sueña en verdiblanco. El mayor triunfo del Betis el pasado viernes estuvo en sus gradas. Una afición que no deja de sorprender a propios y extraños.