El orgullo de ser bético
La palabra orgullo tiene diferentes acepciones, pero la que se ajusta más a lo que quiero hablar es la siguiente: «Sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio.» El Betis forma parte del interior de las personas que nos sentimos béticas, y todas, sin excepción, nos mostramos orgullosas de serlo.
En la vida real es frecuente los casos de padres orgullosos de hijos con buenas notas, con carreras universitarias, con éxitos empresariales, y eso es extrapolable al fútbol. Las nuevas generaciones suelen tener la tendencia a hacerse de los equipos con más títulos para alardear de ello, para argumentar antes sus rivales su superioridad en el campo de juego. A mi me gusta que me hijo saque buenas notas, y que en un futuro tenga éxito en sus proyectos profesionales, por supuesto, pero si no consigo inculcarle los valores reales de la vida, como la generosidad, la solidaridad, la modestia, el trabajo, los éxitos profesionales serán efímeros. En la vida hay que triunfar por tus valores interiores porque esos quedan siempre, en las épocas de vacas gordas y las de vacas flacas.
El fútbol es un reflejo de la vida. Los equipos con más dinero se lanzan a comprar la grandeza, pero ese valor no se consigue a base de talonario, se consigue a base de reconocimiento de unos valores ganados con el paso de muchos años, se consiguen con la historia de los valores de un club y de sus colores. Y ese reconocimiento del que hablo, tanto en la vida como en el fútbol, no te lo das tu mismo, si no que te lo dan los demás.
Toda esta introducción me vale para hablar del Betis. Los béticos nos sentimos orgullosos de ello, y ese sentimiento es invariable en toda nuestra historia. Da igual que vaya bien o mal el equipo, que esté en primera, en segunda, en tercera, que el equipo gane títulos o que esté a punto de desaparecer. El Betis es nuestra filosofía de vida, nuestro emblema, nuestra bandera y ese es nuestro orgullo. Nos enorgullece que nos quieran haya donde vamos, que nos agradezcan cuando ayudamos a quien nos necesita, que nos nombren cuando hablen de una afición modelo, cuando seamos noticia por llenar los campos de toda España, da igual en la división que sea…
¿Qué queremos ganar títulos? Evidente, es lo lógico por historia y masa social, pero eso no depende de la grandeza de nuestros valores y de nuestra historia, si no de los gestión deportiva del club que demasiadas veces no ha estado a la altura de nuestro Betis.
Nuestro orgullo no son títulos morales, nuestro orgullo se basa en los valores que no pasan y que provocan el respeto y cariño generalizado de la mayoría de rivales. ¿Que hay muchos que prefieren ganar aunque se les odie fuera de su campo? Respetable, pero el beticismo se basa en unos valores a los que no vamos a renunciar y que, con una buena gestión deportiva, nos llevará sin duda a los éxitos deportivos. Las victorias van por rachas, el respeto a una forma de vida siempre queda.
Los béticos nos sentimos orgullosos que nuestro pasado está lleno de respeto, deportividad, amistad y solidaridad, y eso, no se compra con dinero.