El recelo de la inestabilidad, José Joaquín Solis
Ya soltaron algunos afines al que manda-ba que cuando hacía de Don, nadie en la plantilla osaba hablar con la más mínima queja de su situación, ya sea contractual o de lo que fuere, sin percatarse que donde lo hacían era en el campo, al punto de estar al día de hoy jugando para ascender porque ya es la segunda temporada consecutiva que nos vemos en Segunda, precisamente por estar callados.
Ocurre que cuando uno recuerda estas cosas siente miedo a saber si lo que a esta fecha son dos derrotas consecutivas por una mala racha, o porque el encantador de serpientes es de veneno largo y aún perdura su discursito de promesas y pagos.
No cabe la menor duda que esto se sabrá con el tiempo, aunque me temo que si el próximo partido ante el Recre las cosas no han cambiado para mejor, la sombra de la sospecha de que no es simplemente un bajón físico va a tapar el sol que nos ha estado alumbrando durante toda la primera vuelta. Más razón que un Santo por otro lado, tiene el presidente cuando decía que hay quienes no querían que el Betis ganase en el partido que lo dijo aunque ello no le competiera a él soltarlo por aquello de los comunicados posteriores de quienes ya no están en el foco de atención. Y si no, al tiempo que alguna emisora perteneciente a un Imperio que se considera grande ya dará cancha a quienes defenderán su Proyecto-Tsunami en el que los jugadores estaban contentísimos, motivadísimos…a saber por qué.
Como es mejor ser prudentes, esperemos al próximo domingo a jugar contra un rival cuya liga parece ser otra. Si se gana, el alivio es razonable, y si no…
vía El recelo de la inestabilidad.
