La silenciosa y efectiva aportación de Jorge Molina

Jorge Molina ayudó a contemporizar el partido, pausar cuando era preciso, crear peligro, liberar a Rubén Castro y provocar peligrosas faltas para los verdiblancos.
Aunque en cualquier resumen, crónica o análisis podría pasar desapercibido, el valor que tuvo en la noche de ayer la entrada al terreno de juego de Jorge Molina fue capital. Hasta el punto de tener gran parte de responsabilidad en el definitivo 3-3.
Después de un primer acto donde el centro del campo brilló por su ausencia, especialmente con un Cañas al que le costó cogerle el ritmo a un partido de idas y venidas, Pepe Mel tomó la decisión de hacer dos cambios en la reanudación: Jorge Molina y Álvaro Vadillo.
Mientras el de Puerto del Real esperaría un rato más para provocar un mayor desgaste en el conjunto sevillista, el ariete de Alcoy fue el primero de los síntomas que tuvieron como desenlace una remontada digna de videoteca.
Para empezar, colocar a Jorge Molina en la punta de lanza suponía desplazar a Rubén Castro hacia el costado derecho, algo que ya se había producido en innumerables ocasiones y que cambia sustancialmente los acontecimientos que se suceden sobre el césped.
Rubén Castro encontraría con Jorge Molina la libertad de la que había carecido hasta entonces. El canario se libró entonces de la férrea marca a la que le sometieron los hombres de Unai Emery, quienes se encargaron de Jorge Molina y Pabón por lo que pudiera pasar.
Dicho de otro modo, Jorge Molina consiguió desviar el foco de atención y cuando no lo conseguía era él quien generaba peligro. Pero también contribuyó de otro modo aún más notable.
Si durante los primeros 45 minutos Beñat había gozado de hasta cinco opciones a balón parado, incluyendo los córners, éstas se multiplicaron en los 45 restantes. Algo en lo que Jorge Molina contribuyó sobremanera.
De hecho, la expulsión de Gary Medel viene motivada por un forcejeo entre el espigado delantero del Betis y el centrocampista de sangre caliente del Sevilla. Molina cayó al suelo y se disparó la tangana que dio lugar a su marcha hacia el túnel de vestuarios.
Beñat también midió los grandes reflejos de Beto a balón parado desde las inmediaciones del área sevillista. No precisamente cerca, pues era complicado que el Sevilla cayera en la trampa verdiblanca pero sí a media distancia.
Varias de estas acciones llegaron por medio de una de las cualidades que caracterizan a Jorge Molina: enjaular el balón. Un recurso que también llegó a explotar ayer Negredo cuando más lo necesitó el Sevilla y que forma una parte intrínseca de los jugadores de arriba.
En definitiva, y aun a pesar de que no protagonizara las mejores ocasiones de gol desde que ingresara en el campo, se puede afirmar con escaso margen de error que el trabajo en la sombra de Jorge Molina fue crucial para la épica reacción del Betis.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.