Las desafortunadas peinetas de Pepe Mel y Nosa Igiebor
Aunque jamás debe servir para la excusa, ya se sabe que los derbis en Sevilla se viven enfervorecidamente. Siempre hay mucho en juego y la tensión lleva a la desmedida reacción. Sin embargo, las peinetas de Pepe Mel y Nosa Igiebor de ayer afearon la Gran Cita.
Ambas acciones tuvieron lugar en el mismo instante. A la altura del minuto 89, Nosa Igiebor transforma el definitivo 3-3 en el marcador ante un Sevilla en inferioridad numérica y la rabia estalla en el técnico y en el futbolista nigeriano.
No obstante, algo debió de ocurrir previamente, sobre todo después de las declaraciones del madrileño en las que justificó tal inusual reacción: “He hecho un gesto, pero mi respeto hacia el rival y hacia el Sevilla está claro. No tendría pudor en reconocer que iba dirigido si fuera así, pero para el que iba ya lo sabe. No lo puedo explicar porque entonces sabríais lo mismo que yo. Pero no tiene nada que ver con el Sevilla”.
Un mensaje que va en consonacia con las disculpas que, esta misma mañana, ha publicado en su perfil social de Twitter el míster verdiblanco, donde califica su gesto como «torpeza»:
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Por lo tanto, el gesto de marras no fue dirigido ni al eterno rival a Joaquín Caparrós, después de aquella ‘manita’ a la grada durante la injusta victoria del Mallorca en el Benito Villamarín, durante la primera vuelta (1-2), en recuerdo del perenne 5-1 en Nervión.
Quien todavía no se ha explicado es Nosa. El centrocampista nigeriano, quien ha sufrido las críticas por su polémico retraso en la vuelta a Sevilla tras conquistar la Copa de África 2013, explotó de rabia al marcar el 3-3, sacando los dedos corazón de ambas manos.
Quizá en los próximos días, y como bien ha hecho Pepe Mel en rueda de prensa, arroje algo de luz a los motivos que le llevaron a tal deshonroso gesto. Recalcamos, a pesar de que en un derbi se vive, sufre y padece mucho, cargar contra la grada de esa forma no es una opción.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.