Las luces de esmeralda
El Betis certificó su retorno a una competición europea tras ocho años de ausencia. Lo hizo logrando el punto que le faltaba. La temporada ha sido brillante y digna de elogio. Mel y sus muchachos han sacado la ansiada Matrícula de Honor.
Y que ocho años son muchos. Desde que otro empate a uno nos clasificara para la Champions en 2005, el bético ha tenido que sufrir mucho para poder volver a celebra algo importante. Años de equipos ramplones y de muchos entrenadores que hicieron que el Betis bajara a Segunda, hace justamente cuatro años y dos días. Desde aquel descenso frente al Valladolid, la luz empezó a iluminar el túnel en el que se encontraba la entidad de Heliópolis. Sesenta y cinco mil personas se echaron a la calle para pedirle a Lopera que dejara en paz al Betis, que se largara. No se fue hasta un año después, pero vino Oliver, que en realidad era el mismo diablo pero con trajes más modernos que los de Lopera. Pero duró poco gracias a la intervención judicial y ahí, se hizo la luz, que ha ido creciendo paulatinamente hasta el día de hoy. Recordando a la gran canción de Silvio, hemos pasado del “¿dónde está mi Betis? No busques más que no hay” que imperaba cuando indignos personajes marcaban el ritmo y el rumbo del club verdiblanco al “cuándo yo encontré en tus ojos luces de esmeralda, yo me dije si, este si es mi Betis” que todos los béticos de bien entonamos cuando vimos la pelota, que violenta y precisamente lanzó Jorge Molina, se colaba por la escuadra de la portería del Levante.
Gracias a todos los que han hecho posible este retorno a Europa. Ahora hay que disfrutarlo y saborearlo, y ser conscientes de que habrá que pasar una o dos rondas previas para disfrutar de la Europa League en plenitud. Viva el Betis y enhorabuena.

Noticia por Selu Vega
Bético de nacimiento, vocación y pasión. Desde Manquepierda intento acercarme a cada bético que puebla el mundo. Director del grupo Manquepierda.com. Si tienes alguna sugerencia o queja, conmigo puedes hablar. Vivo en Canarias pero tengo el corazón instalado en Heliópolis.