Los inciertos precedentes del ‘Caso Pozuelo’

Oscar Serrano y Zubiaurre también litigaron contra los clubes a los que pertenecían por motivos de cláusulas unilaterales, como ocurre con Pozuelo.
El paso adelante que ha decidido dar Alejandro Pozuelo en cuanto a su relación contractual con el Real Betis no tiene marcha atrás. Después de varios contactos infructuosos, la situación que pone a jugador y entidad en lados opuestos parece ser cada vez más extrema.
El futbolista considera que las cláusulas para la prórroga de su contrato, aquellas que ya firmara en verano de 2011, son ‘abusivas’, pues atentarían contra los derechos del trabajador. Algo que podría habría llegado, incluso, hasta un punto de no retorno con la interposición de una demanda ante el Juzgado de lo Social.
Pozuelo cree abusivas dichas cláusulas ya firmadas, que permiten al Betis la prórroga de su contrato de forma unilateral por dos años más. Una unilateralidad que no ha gustado y que, según apunta Alfinaldelapalmera.com cuenta con el matiz de haber sido firmada bajo la presión que suponía, presuntamente, verse apartado de la pretemporada con el primer equipo si no accedía.
No es la primera vez que se produce un entuerto así. De hecho, es un elemento muy frecuente al que recurren los futbolistas, en la gran mayoría de ocasiones, cuando cuentan con una oferta de contrato más suculenta por parte de otro club que no quiere pagar un traspaso.
Algo que en el caso de Pozuelo se desconoce. De hecho, en escuetas declaraciones a Manquepierda concedidas por el futbolista en el día de ayer, ni confirma ni desmiente la existencia de otros clubes interesados en su contratación.
También prefirió guardar silencio en torno al asunto de la demanda, llegando a apuntar que el Betis no le dejaba hablar del tema.
El caso más sonado ocurrió en 2005 y tiene que ver con el ex futbolista de Espanyol y Racing de Santander, Óscar Serrano. El jugador llevó a la entidad perica a juicio con el deseo de incorporarse a las filas del conjunto cántabro y después de haber firmado un contrato que recogía la renovación automática por tres años más si se cumplían un cierto número de partidos. Además, su rescisión pasaría automáticamente de los 2,7 a 4,8 millones de euros. En este caso, los tribunales dieron la razón al futbolista nacido en Blanes, Girona.
Otro caso similar, aunque con un final opuesto, tuvo lugar con Ibán Zubiaurre, la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao en ese año. Tras varios intentos frustrados de renovar al futbolista, el conjunto txuri-urdín ejerció una cláusula de renovación automática y unilateral de contrato, con la promesa del entonces presidente, Roberto Olabe, de que se negociaría su salida.
Pocos días después, Olabe tuvo que dejar la presidencia de la Real Sociedad tras perder unas elecciones en las que Miguel Fuentes salió victorioso.
A partir de entonces se produjo un extenso proceso judicial que impidió a Zubiaurre jugar en uno u otro equipo durante un año entero, hasta que un tribunal impuso un precio a la liberación del jugador: cinco millones de euros frente a los 30 de la cláusula de rescisión que reflejaba la ampliación automática de contrato.
Valera, Keita, Mista o Fran Mérida han sido otros de los nombres que comparten semejanzas con el ‘Caso Pozuelo’, todos ellos ateniéndose al Real Decreto 1006/1985 del 26 de junio, ‘Por el que se regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales’.
Sea como fuere, hoy Estadio Deportivo apunta en su edición impresa que la empresa que lleva los asuntos de Pozuelo, Promoesport, pretende emitir un comunicado para explicar algunas de las cuestiones que rodean a este espinoso asunto, entre ellas que la demanda por lo social no pretende la ruptura contractual, sino aclarar quién tiene razón en todo este asunto, si el Betis o los agentes del jugador.
De hecho, no descartan que incluso Pozuelo acabe renovando si el juez diera la razón al trianero en todo este complejo asunto, a tenor de lo publicado en ED.
El Betis sigue firme en la idea de que los beneficios económicos y revisables de la extensión automática del contrato invalidarían la teoría de que se trata de cláusulas abusivas.
Es más, en la entidad heliopolitana no consideran el cambio de las condiciones, puesto que creen que sería un agravio comparativo para casos como el de Álvaro Vadillo, Nono o Eder Vilarchao. En definitiva, un farragoso proceso de resultado incierto.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.