Marcar primero garantiza puntos desde hace 52 años
Si a ambos les hubieran dicho a principios de temporada que, mientras unos lucharían por Europa los otros competirían por objetivos más modestos, ninguno lo habría creído.
Pero así es como Real Betis y Athletic de Bilbao llegarán al partido de mañana en el Benito Villamarín (a las 21.30 horas, por Marca TV). Un partido con estadísticas enfrentadas donde manda un nombre: Pepe Mel.
El técnico madrileño puede presumir de ser uno de los pocos entrenadores que cuenta sus partidos frente al Athletic de Bilbao por victorias. En total, 9 puntos de 9 posibles que mañana podrían medrar hasta los 12 de 12.
El recuerdo más reciente tiene como protagonista a un Nélson, hoy por hoy condenado a salir del Betis. Un tanto del caboverdiano en el último suspiro permitió amarrar en Heliópolis un triunfo sufrido y de lo más trabajado por los pupilos del madrileño.
Real Betis y Athletic de Bilbao se han dado cita en feudo verdiblanco en 47 ocasiones, repartidas entre 22 victorias locales, 10 visitantes y 15 empates, y en ellos se han marcado un total de 108 goles: 63 por parte bética frente a los 45 por el lado de los rojiblancos.
Dicho de otro modo, casi la mitad de los encuentros entre vascos y sevillanos celebrados en la capital de Andalucíahan acabadocon triunfo verdiblanco. Un dato que se reduce a menos de un triunfo por cada cuatro partidos en el caso de los leones.
Si no se producen percances de última hora, el Betis partirá de inicio con dos hombres que en los últimos años le han hecho mucho daño al Athletic de Bilbao: Rubén Castro y Beñat.
Tanto el ‘Tiburón Canario’ como el ‘Gattuso de Igorre’ son los máximos goleadores verdiblancos en activo de este tipo de enfrentamientos, con dos dianas cada uno. Por el lado vasco los especialistas no son hombres de área: Oscar de Marcos y Mikel San José (2 goles).
Decía Pepe Mel que los partidos entre Betis y Athletic de Bilbao suelen ser citas con garantía de gol y no le falta razón. La media histórica de tantos en estos encuentros supera los dos goles (2,3) y de ellos, al menos uno se lo asegura el Betis (1,3 goles por partido).
Sin embargo, esta cifra entra en conflicto con el resultado más repetido a lo largo de la historia, el 0-0. El casillero sevillano se ha llegado a quedar inmaculado en un total de 8 ocasiones, aunque de la última vez que ocurrió tal cosa en Sevilla hace 18 años.
Desde entonces, uno de los resultados más abultados ha sido el que el Athletic de Bilbao de Julen Guerrero, Joseba Etxeberría y Urzáiz, le endosó a los de Oli, Finidi y Alfonso entre otros (1-4).
Por el contrario, el Betis de la temporada 1982/83 logró el triunfo más cómodo jamás conquistado por los verdiblancos (5-1), con goles de Cardeñosa, Parra y Poli Rincón por partida doble, además del tanto en propia meta de Liceranzu.
Eso en cuanto éxitos, puesto que la derrota más contundente tuvo lugar en la campaña del 32/33, cuando el Betis salió escaldado del primer enfrentamiento entre vascos y sevillanos (1-5).
No obstante, el Bilbao sólo se ha llevado un par de triunfos de los últimos diez enfrentamientos celebrados en Sevilla, frente a las cinco victorias del Betis.
Volviendo al choque de mañana, el Athletic de Bilbao es definido por algunos como el Betis del curso pasado. Sus estadísticas demuestran que tiene un bloque con mucho peligro pero escaso acierto.
Los de Marcelo Bielsa llegan más veces al área que el cuadro bético, incluso rematando más (248 rojiblancas frente a las 170 verdiblancas). Pero aun así, son los de Pepe Mel los que marcan más goles (29 béticos frente a los 23 de su rival) y encajan menos (27 frente a 39).
Finalmente, hay una estadística demoledora: El Betis no ha vuelto a sufrir una remontada del Athletic de Bilbao en Sevilla desde 1961 (1-3), lo que significan 52 largos años sin que los vascos remonten en Heliópolis. Moraleja: marcar primero tiene premio.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.