Mil excusas y una sola verdad
Se pueden buscar mil excusas a la derrota del Betis en La Rosaleda, pero la realidad de todo sólo tiene una verdad: la falta de calidad del equipo a la hora de definir.
Podemos culpar al árbitro por no señalar un claro penalti con 1-1 en el marcador. Claro que después hay que marcarlo. Se puede argumentar que la mala suerte se ceba con el Betis en el último gol en forma de rechaces crueles y que siempre benefician al rival. Podemos recurrir a la nostalgia que nos produce no ver a Rubén Castro marcando goles. Otros dirían que el equipo está moralmente hundido y que no le sale nada y así podríamos estar días y días, hablando de cuál es la excusa idónea. Y ésa no es otra que la falta de calidad de los jugadores béticos para finalizar las jugadas de ataque. Frente al Málaga se han desaprovechado numerosos contragolpes claros que cualquier equipo convertiría en gol. Es inexplicable la jugada que Steinhoffer y Molina protagonizaron cuando el partido moría. Tan sencillo como un pase lateral al compañero para que éste sólo tenga que empujarla. Pues no. Pase atrás, para que Molina tenga que controlarla, se le vaya larga y el gol se esfume. Y luego llega el gol del Málaga que te deja con la cara de tonto más grande que podamos imaginar.
La situación del Betis es muy preocupante. Si no ha sido capaz de ganar en Málaga teniendo las oportunidades que ha tenido, ¿cuándo lo hará? ¿Frente al Barcelona? ¿En el Pizjuán? Es Betis es capaz de cualquier cosas inesperada, pero permítanme mostrarme escéptico.
El penalti no fue con 1 a 1 era el 2º tiempo y iba 2-2