Nueva entrega de Estampas Verdiblancas: Hoy, Jaro
El Real Betis ha contando entre sus filas con grandes e ilustres porteros, la mayoría de ellos, a excepción de Esnaola, en su historia más reciente. Uno de ellos fue Pedro Luis Jaro. Un clásico de los ochenta y noventa que, sin embargo, en la mente de mi niñez quedaría como aquel complicado e inquieto cromo que tantos quebraderos de cabeza me dio, sobre todo, en la temporada 1997/98.
Este cancerbero, nacido en Madrid, pasó tres temporadas en el Real Betis, adonde llegó libre después de un año de sequía tras dejar el Real Madrid. Vino a Heliópolis para ganarse el puesto que no había alcanzado en la entidad merengue, después de cuatro años a la sombra de Paco Buyo. Y vaya si lo consiguió.
Aunque en su último curso en Sevilla, en la temporada 96/97, quedó relegado al banquillo en beneficio de un joven balear de 25 años, de nombre Antonio Prats, Jaro se convirtió en el segundo portero del Real Betis en conquistar un Trofeo Zamora. El Primero fue Urquiaga, pero de aquello hacían ya 60 años. Jaro conquistó este premio en 1995.
Pero para mí, tanta estadística con apenas ocho años pasaba de soslayo. A mí, el Jaro que más me gustaba era el de estampa. Amén del de las primeras temporadas, el cromo de Jaro se empezó a convertir en una leyenda para mí. En la temporada 1996/97, no logré conseguir a Jaro hasta bien entrado el invierno, justo cuando escaseaba ya mucho la venta de cromos.
Otra opción era conseguirlo en las plazas, pero era uno de esos desaparecidos en combate de Colecciones Este. Aunque lo logré justo cuando la demanda decaía, para el pleno invierno. Pero el conflicto vendría al año siguiente.
Jaro, el de verdad, iba a firmar por el Atlético de Madrid como suplente de Molina en julio de 1997. Sevilla acababa de digerir la derrota de todo un equipazo ante el FC Barcelona en la Copa del Rey, con Jaro de titular, cuando llegó el adiós de Lorenzo Serra Ferrer, que ponía rumbo a Barcelona, en sustitución de Sir Bobby Robson. Y para colmo, yo perdía un cromo que ya tenía.
Como muchos mi época recordarán, Colecciones Este arrancaba en Agosto, pero su primera línea de cromos solía estar más que cerrada en junio, lo que motivó que la colección 97/98 tuviera dos Jaros. El primero, el del Betis, con una postura casi idéntica al segundo, FICHAJE BIS rojiblanco.
Después apareció Valerio, para cubrir como ‘coloca’ el espacio que había dejado Jaro. Un portero formidable, único de su época, que dejó marca en el beticismo, en mi cajón de álbumes de cromos y en aquella distorsionada memoria de 10 años.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.