Paz para los que llegan, salud para los que habitan y felicidad para los que marchan

Alfonso, el mago de las botas blancas, era un clásico icono del fútbol de los noventa. Foto: Fiebrebética
‘Paz para los que llegan, salud para los que habitan y felicidad para los que marchan’.
Así quiero comenzar mi segunda campaña en Manquepierda. Después de un pequeño descanso vuelvo con ganas, fuerza e ilusión. La misma que ha de tener el equipo. Sinceramente veo un buen proyecto, no sé que pensarán ustedes pero confío en que esta temporada vamos a volver a disfrutar de nuestro equipo. Además tenemos el aliciente de dejar el sello verdiblanco por tierras europeas. Sigamos entre todos haciendo grande esta leyenda llamada Betis.
Espero que algún día recuperemos esas ligas competidas como las de los ‘90, esa época en la que el futbol era de verdad, donde se daba más importancia a una chilena, una rabona o una cola de vaca que al peinado de cristiano, a la novia de Casillas o al nombre de la liga (BBVA). Bebeuvea, lo de ‘bebe’ lo entiendo pero’ uvea’ ¿eso qué es?
En esa época los jugadores eran peloteros que se partían el pecho corriendo porque es cierto que no tenían la técnica de la que hoy podemos disfrutar pero no existía tanto sobreprotegido como el Sr. Messi, al que no puedes tocar porque los medios de comunicación te funden al día siguiente.
Antes había negocio pero no se veía la manera en que afectaba al deporte en si, ahora este negocio está por encima del verdadero fútbol y huele mal, al menos para mí que soy de los que creen en lo puro, lo original, lo que entretiene y te da vida.
Echo de menos muchas cosas como la igualdad, la indiferencia hacia el aspecto físico (si seguimos así habrá que hacer un concurso de Míster Liga). Antes, Jugar contra los grandes era un auténtico reto, en las jornadas previas se reservaban a jugadores que mordían en ese encuentro, cualquier equipo le hacía un roto a Madrid o Barça cuando menos lo esperaban, no como hoy que salen al campo con los brazos caídos, ‘qué vergüenza’.
También recuerdo a jugadores y equipos que se te quedaban en la retina por muchas cosas, como la entrega o el carisma, como el Extremadura de Juanito, Duré, ese Oviedo de Onopko y Dely Valdés, el Compostela, Denilson, Alfonso, Bebeto, Donato, Julen Guerrero, esas promociones de ascenso, Laudrup, Seedorf, el césped de las Gaunas en el que podías sembrar papas, ese ”joder Rafa no me jodas” o esos partidos de Champions entre el Madrid de Raúl y el Bayern de Kahn, o los octavos en las que hasta un Panathinaikos te hacía temblar.
Sin olvidar los programas geniales como El Día Después, cuando se daba en abierto los lunes por la tarde, acompañado de mí hermano con un par de Coca-Colas, una bolsa de gusanitos y esa sonrisa en la cara que no tienes ahora por que parecen programas de prensa rosa.
Todos cambiamos y evolucionamos, pero de vez en cuando un repasito no viene mal ya que hemos vivido unos años en los que la mayoría se han acomodado, antes daban las cuatro de la tarde y ya fuera invierno o verano te ibas al polideportivo y echabas horas y horas sin parar con tus amigos y sólo hacía falta tres cosas, un balón, una fuente o una manguera en la que poder beber y estar por lo menos ocho tíos para echar un partido en condiciones. Ahora para ver un balón rodar solo hace falta una cosa y es encender la Play. Menos mal que cada temporada al terminar la liga podemos disfrutar TODOS de la roja.
A todo esto me refiero, lo que vemos hoy es increíble pero no es como antes, me gusta la competitividad, los retos y solo espero que prime el deporte, el futbol y las cosas de verdad. Espero que muchos os hayáis sentido identificados con este artículo. ¡Salud y Mucho Betis!
