Rivera, un ex-bético infravalorado

Nunca fue un crack o un jugador «top» como diría aquel, pero Alberto Rivera siempre me pareció un futbolista de calidad, honrado y que lo daba todo en cada partido. De aquel imberbe canterano madridista que debutó ante el Celta de Vigo con diecisiete años anotando un gol (conviertiéndose así en el jugador más joven en marcar con el conjunto merengue) queda muy poco. De un futbolista netamente ofensivo y creativo ha pasado a ser el sostén táctico del Sporting de Gijón de Manolo Preciado en sus últimas temporadas al máximo nivel. Esos son su genésis y presente como profesional, pero entre ellos, Numancia, Olympique de Marsella (donde coincidió con el Alfonso Pérez Muñoz), Levante (con el propio técnico cántabro) y Real Betis fueron sus clubes. Al club verdiblanco llegó en 2005, tras ganar éste su segunda Copa del Rey y clasificarse por vez primera a la Liga de Campeones, y en él estuvo hasta el ominoso descenso de 2009. En sus comienzos por Heliópolis levantó gran expectación en el beticismo por su dinamismo y buen hacer en el centro del campo, pero temporada tras temporada esa percepción fue cambiando a medida que el club degeneraba tanto deportiva como económicamente. ¿Quién no recuerda su protagonismo en la previa de Champions ante el Mónaco en el Villamarín? ¿O su mejor partido como bético ante el todopoderoso Chelsea de Mourinho? Éste último le valió una convocatoria con la selección española y convertirse en el hombre de moda…Pero como decíamos todo cambió. La grada fue progresivamente dejando de creer en Rivera e incluso en las últimas dos temporadas recibía críticas y silbidos cada vez que perdía un balón. No seré yo quien critique a una afición como la bética, pero personalmente el que les escribe cree que se fue algo injusto con el manchego. Se infravaloró a un jugador que, pese a sus limitaciones (cada vez más paralelas a las del equipo) competía cada domingo y era el único capaz de recuperar el balón en el medio en un conjunto en clara decadencia. Y en Segunda, tras no ser renovado y terminando de nuevo con Preciado en el Sporting donde es pieza clave de un conjunto que con mucho mérito sobrevive temporada tras temporada en Primera, hasta la aparición de Iriney, el Betis echó en falta un jugador de recorrido, entrega y circulación de balón en el centro como él. Lo dicho, un futbolista que a pesar de sus fallos o aciertos fue víctima de un contexto deportivo y social desfavorable. No era Zidane, pero ¿cuántos mejoraron sus prestaciones después? Noticia por Antonio Araujo