Rubén Castro volvió a hacer historia en Zaragoza

Rubén Castro no pierde su toque y su pegada con el Año Nuevo. Foto: Marca.com

Aunque no estemos hablando de un registro comparable a cualquiera de los ya alcanzados, Rubén Castro ha vuelto a escribir otra página más de la Liga Española al pasar a la historia como el primer goleador del Año 2013.

Un modesto honor aunque importante si se tiene en cuenta el valor de su gol al Real Zaragoza en el resultado final del partido (1-2). Un tanto que supone el décimo en la cuenta particular del ‘Tiburón Canario’, lo que le sitúa como máximo goleador nacional sin oposición.

Más significativo es decir que el último bético en alcanzarlo fue Robert Jarni, una de las leyendas del beticismo durante los años noventa. Y es que el hábil futbolista yugoslavo fue el encargado de estrenar la cuenta de goles de 1998 frente al Real Madrid (3-2) en Heliópolis.

Al igual que hiciera Rubén Castro con este 2013, otros hombres fueron los encargados de inaugurar el casillero de goles a cada año.

En 2012, el futbolista del Racing de Santander, Bernardo, haría el gol que serviría para arrancar el año nuevo y dar la victoria a los suyos (1-0) Algo que tiene su toque de ironía al ser conquistado ante el mismo rival al que ayer venció el Betis.

En 2011 fue el turno de Adrián, hoy en el Atlético de Madrid pero entonces del Deportivo de La Coruña (1-2). En 2010, le tocó a Zigic (1-0) y un año antes, en 2009, sería Adúriz el autor del primer gol del año con la elástica del Mallorca y frente a un Barça que logró remontar sin Messi (3-1).

Márquez y Xabi Prieto hicieron los primeros goles de 2008 y 2007, respectivamente, Lacruz hizo para el Deportivo el de 2006, en propia puerta, Del Horno marcó el de 2005, Raúl el de 2004 y Fernando Sales para el Valladolid frente al Betis (3-0), hace una década.

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Noticia por Miguel Rolle

Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.

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