Un derbi con mucho que ganar y ‘poco’ que perder
Llega del Día D. El beticismo lleva esperando el partido de mañana desde el desastre del 5-1 la temporada pasada y ya queda poco más de 24 horas. El derbi entre Sevilla FC y Real Betis es cuestión de horas.
El encuentro que paraliza no sólo las calles sino también los corazones futboleros de Sevilla tiene un favorito para las estadísticas, el equipo local. No obstante, quien haya vivido un derbi Sevilla-Betis sabrá que en este tipo de enfrentamientos, los datos suelen ser papel mojado.
Aun así, ambos equipos, eternos rivales, se han enfrentado en un total de 50 ocasiones, repartidas en 29 victorias sevillistas, 13 béticas y sólo ocho empates, además de un balance goleador también a favor del cuadro local: 88 tantos frente a 58.
Por este tipo de cosas, los derbis dejan una media de 2,92 goles por partido, cifra a la que el Betis contribuye en un 39,7%, lo que después queda plasmado en el tiempo que cada equipo tarda en marcar. El beticismo espera 77 minutos de media para cantar los goles de su equipo frente a los 51 minutos del sevillismo.
Por eso, lo raro de los derbis es que acaben en tablas y mucho más que lo hagan sin goles por un lado u otro. De hecho, en el Sánchez Pizjuán sólo se han vivido dos de estos en 84 años. Del último 0-0 hace ya 12 años, mientras que el primero de ellos fue en 1931.
Las estadísticas siguen declarando al Sevilla como el favorito de las apuestas, pese a que los números para estos partidos solo sirvan para echarlos abajo. Y es que, tanto en el balance de los últimos 10 derbis en casa del eterno rival como en los celebrados en lo que va de siglo, se impone el Sevilla.
Además, el marcador más repetido en la historia de los Sevilla-Betis es un 1-0 local, que se ha producido hasta en 10 ocasiones, mientras que el marcador que más veces sonrió a los verdiblancos ha sido un 1-2 al que se abonaron Paco Chaparro en 2009, y Pepe Mel en 2012, respectivamente, antes del doloroso 5-1.
Como puede comprobarse a estas alturas de artículo, resulta difícil encontrar datos que inviten al optimismo. El Betis llega con la necesidad de sumar de tres en tres cuanto antes y el derbi puede ser el partido que lo cambie todo de una vez por todas.
Los verdiblancos ya saben lo que es afrontar un derbi desde la parte baja de la tabla. Sin ir más lejos, el precedente más similar se produjo en 1991, en un duelo que se adjudicaron los locales (3-2) pero que comenzó con un equipo guerrero que se adelantó por medio de Pepe Mel en el minuto 1.
Y es que, el hecho de que el Betis afronte un derbi con poco que perder y mucho que ganar, como ocurre en esta ocasión merced a su situación clasificatoria, le convierte en un rival mucho más incómodo y combativo para el Sevilla.
La prueba está en que siempre que ha llegado con el agua al cuello al Sánchez Pizjuán, los marcadores nunca han sido holgadamente favorables al conjunto local.
Al margen de esto, Betis y Sevilla se verán las caras en la 14º jornada, algo que lleva sin ocurrir 48 largos años. Aquella vez, Rogelio desató la euforia bética en el primer par de minutos del partido, aunque el marcador reflejaría un empate al término del mismo (1-1).
Una de las bazas en las que confía ciegamente el beticismo es Rubén Castro, y no es para menos. El ‘Tiburón Canario’, que volverá a la convocatoria meses después de caer lesionado, si nada se tuerce, no está al 100%, como él mismo y Pepe Mel afirman, pero un golpe de magia como el que mostró ante el Celta de Vigo puede ser suficiente para llevarse el gato al agua.
Sea como fuere, lo cierto es que, ante tal vorágine de datos en contra, sólo queda aferrarse a una cosa: al ‘CurroBetis’. Un espíritu que ya surgió ante el Vitoria de Guimaraes, en la Europa League, y que suele apoderarse de los verdiblancos cuando lo tienen todo en contra, como en esta ocasión. Un Betis con poco que perder y mucho que ganar es aún más peligroso todavía.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.