Ansola, inmediato premio Patricio Arabolaza, de Emilio Vara
El Trofeo Patricio Arabolaza fue instituido por el diario deportivo Marca y el diario Arriba en 1953 para premiar al futbolista que encarnase el espíritu de lucha y entrega característicos de la llamada furia española. Su nombre rememora a Patricio Arabolaza, autor del primer gol de la historia de la selección en los Juegos Olímpicos de 1920 en Amberes. Un hecho del que próximamente, a finales de agosto, se cumplirán 100 años.
En 1965 el ganador del trofeo fue el delantero centro del Real Betis Balompié Fernando Ansola, el único jugador verdiblanco que ha obtenido este galardón, vigente entre 1953 y 1968.
El 28 de septiembre de 1965, en las páginas del diario Sevilla, el periodista Emilio Vara ya se hacía eco en este artículo de la candidatura de Fernando Ansola a conseguir el trofeo, lo que se concretaría 3 meses después, a mediados de diciembre de 1965.
En el artículo Emilio Vara destaca la lucha y entrega de Fernando Ansola, así como su nobleza en el terreno de juego, poniendo como ejemplo el partido Betis-Mallorca jugado sólo dos días antes en el Villamarín. También se menciona en el texto el posible debut del delantero bético con la selección en el partido que a finales de octubre se había de jugar en Sevilla contra Irlanda, y en el que estaba en juego una plaza de clasificación para el Campeonato Mundial de Fútbol del verano de 1966 en Inglaterra. Fernando Ansola estuvo ese día en el banquillo de la selección convocado por José Villalonga, aunque no llegó a debutar, Lo haría a comienzos de diciembre, el día 8 en un amistoso contra Inglaterra en el Bernabéu.
A mí, naturalmente, como a todo aficionado al fútbol me encanta ver a un jugador que manda y dirige en el campo por su técnica. Es magnífico ver a un jugador cerebral bordar el fútbol, como lo hacían Andrés Mateo, Juan Arza, Andrés Bosch, o como lo hacen hoy Luis Del Sol, Luis Suárez, Amancio…el viejo Di Stefano…
Pero a mí, lo confieso honrada y sinceramente, me entusiasma más aún el jugador todo corazón que se parte la cara en el campo, que lo da todo desde el primer minuto hasta el último, sin desmayar un momento, sin achicarse por nada.
En esa línea yo admiraba a Juan Araujo y admiro hoy a Fernando Ansola.
¡Hay que ver cómo luchó Ansola el domingo¡ Sobre un terreno mojado, bajo la lluvia, en unas condiciones que exigían un esfuerzo mayor que otras veces, y teniendo en frente a dos contrarios que le marcaban, Iguarán y Pini, Ansola se superó el domingo para vencer todas las adversidades y llevar a su equipo a la victoria y nos dio una lección de pundonor y de auténtica furia española. Daba gusto verlo actuar, luchando en todas partes, disputando el balón con coraje, buscando el triunfo con afán.
¡Y qué gran nobleza la suya también¡. Más de una vez, en muchos partidos, los defensas que han marcado a Ansola han tratado de frenarlo de malas maneras. El domingo, por ejemplo, cuando Pini vio que se le iba en una ocasión derecho hacia el gol, lo derribó metiéndole el pie por detrás y dándole un “leñazo”. Ansola cayó, como tantas veces, y cuando se levantó, después de ser asistido por el masajista, no hubo en él ni el más mínimo reproche para el contrario que le había atacado antirreglamentariamente. Y esta gran actitud suya del domingo es la misma que adopta siempre en circunstancias semejantes. Jamás se ha visto a Ansola repeler una agresión. Ni siquiera tener un mal gesto con el contrario. Y es que Ansola tiene un corazón tan grande que, de la misma manera que lo da todo en el campo, sabe también perdonarlo todo. Es un jugador tan valiente como noble.
Es casi seguro que se ponga la camiseta del equipo nacional en el partido España-Irlanda que se ha de disputar dentro de un mes en Sevilla. Es el delantero centro más idóneo para este encuentro, ya que hay que prever que los irlandeses vendrán con una fuerte defensa, buscando un empate que les valdrá para eliminar a España, y hará falta en el ataque español un hombre de empuje que rompa esa defensa. Y si juega y tiene suerte, Ansola irá luego a Londres, como yo le pronostiqué hace tiempo.
Pero, por encima de esta consideración de que vuelva a ser internacional o no, lo que sí es seguro es que Ansola, persistiendo en su gran línea de ahora, ha de ganar esta temporada el premio Patricio Arabolaza. En este aspecto, no tiene rival. Ansola es hoy, sin discusión, el jugador español más genuinamente representante de nuestra furia que pisa los campos de fútbol. Y siendo así, reconocido además por todos, ¿quién puede negarle a Ansola esta temporada el premio Patricio Arabolaza?.
Para mí, lo tiene ya en el bolsillo, Y bien ganado.