El Betis Balompié de Sevilla. 1932

El Athletic Club fue el club con el que el Betis debutó en Primera División en noviembre de 1932. Era entonces el club más laureado entre los equipos españoles, pues de las 4 ediciones del Campeonato de Liga que se habían disputado hasta ese año había vencido en 2, por 1 del Barcelona y otra del Real Madrid, y de los 32 Campeonatos de Copa jugados se había impuesto en 13, por 8 del Barcelona y 5 del Real Madrid.
Jugar en Bilbao era tomar la alternativa en una plaza de primera categoría como era San Mamés. Traemos hoy una publicación aparecida en el diario deportivo bilbaíno Excelsior en el que se analizaba al conjunto verdiblanco y en el que se repasaba a los futbolistas del equipo bético. El Betis era relativamente conocido por la prensa y aficionados rojiblancos, ya que el año anterior se había enfrentado al Athletic en la final de Copa jugada en Chamartín, además de que había bastantes futbolistas de origen vasco entre la plantilla verdiblanca.
El Betis Balompié de Sevilla, el nuevo gran Club peninsular, aparecerá por Bilbao el próximo domingo, en su primer partido de la primera Liga. El interés que ha despertado su visita expone suficientemente el cuidado con que será recibido. Los “cachorros” conocen de viejo a estos difíciles señores. Ora por su eterna disposición combativa, ora por un exceso de amor propio, ora por la indiscutible potencialidad del conjunto, lo cierto es que son de temer en todo momento.
Hoy más que nunca sí es cierta, como nos dicen, la puesta a punto de sus jugadores.
Sus principios de temporada son, por lo general, desastrosos. Parece ser cosa tradicional en ellos empezar con disgustos más o menos trascendentales. Este año nadie le hubiera dado como subcampeón del torneo mancomunado después de sus decepcionantes primeros matches. Pero—cosas del entusiasmo y de la clase—bastaron unos partidos para encarrilar la excelente tropilla hasta llegar a dar el máximo rendimiento.
El último resultado campeonil nos habla de ello con elocuencia.
El Betis Balompié empieza a ser conocido por todos los ámbitos de nuestra extensa piel de toro. Terminará, de seguir como hasta aquí, haciéndose de moda. Sabemos que no dispone de superfenómeno alguno. Esto no es mayor defecto…También debemos conocer que lo poderoso en fútbol es la homogeneidad de los cuadros, el conjunto.
Lo que posee el buen team glosado próximo a aparecer por San Mamés a recibir el “doctorado” de manos de los campeonísimos.
El Betis empezó a hacer ruido de verdad en la temporada 1930-31. Ante la sorpresa de todos los aficionados fue tumbando a cuantos contrarios se le opusieron delante, entre ellos algunos de los prestigiosos. Al final de su marcha feliz, en un día pasado por agua, se las vio en Chamartín con los “barandas” del fútbol hispano, vulgo Athletic Club.
La temporada siguiente alcanzó el título de campeón de la segunda Liga y con él la máxima categoría futbolística; un lugar prestigioso entre los Clubs históricos. Sigue al presente su racha ascendente, habiendo alcanzado el segundo lugar en la mancomunidad Centro-Sur para la Copa de España. En lo mejor de su forma, lleno de moral e ilusiones, se acerca al histórico field de San Mamés.
Acompañarán al Betis en el día solemne de su debut primera Liga prestigiosos deportistas andaluces. Un buen número de entusiastas señores que laboraron sin desmayo un día y otro por el Club, llenos de fe en un futuro risueño, se disponen a visitarnos en la fausta fecha.
Un gesto que queremos ver lleno de simpatía. Que todavía quedan románticos en fútbol por aquellas latitudes…
Un partido, en fin, el de pasado mañana lleno de sabrosidades, rico en alicientes. Un partido, por otra parte, nada fácil para los rojiblancos pensando cómo debemos pensar; que la suerte interviene importantemente en el fútbol. El Betis Balompié es al presente uno de los primeros equipos peninsulares. Esto no lo ignora nadie. Acudirá al match, como es de suponer, en posesión de su caudal inagotable de entusiasmos…
Que no habría que temer si nuestros equipiers se dieran cuenta de ello. ¿Pensarán así los mozos?
De la valía del Betis Balompié de Sevilla es posible que se tenga por aquí vaga idea. Más aún de la de sus modernos componentes.
El Betis Balompié no cuenta con gente famosa en sus filas. Nada de fenómenos ni de superfenómenos en el cuadro. Sí hay en todos ellos buena clase futbolística, que se traduce, para los efectos de juego del conjunto, en una importante solidez.
Vamos a presentar a los jugadores béticos, que tanto inquietan ya por el “bochito”. Empezaremos por el viejo equipier Jesús.
Este jugador (100 kilos, gramo más, gramo menos) conoció las rosadas caricias de la fama. Don Jesús, en su buena época, era conceptuado como uno de los mejores porteros.
En sus tiempos de esplendor fue codiciado por el Madrid. Los directivos béticos no aceptaron el traspaso y la negativa dio lugar a la adquisición de Zamora.
Don Jesús observa en su haber futbolístico las mejores performances. También tiene magnífico presente, como lo confirma su última gran actuación frente al Athletic de Madrid.
Areso sabe de las brumas norteñas. Es hijo de la simpática Guipúzcoa y un producto más de aquella cantera rica futbolística. Areso es equipier que conoce el paño de San Mamés y las entradas rectas, briosas.
Jesusín es el niño mimado de aquella afición. Tiene un poco de Acedo y otro poco de genio norteño. Es tan fácil como seguro en el juego y un sabio (como Areso) en los efectos de la colocación.
Un jugador de positiva valía, de los buenos de verdad, es Adolfito. Su juego es alegre y pinturero, no exento, cuando se hace menester, de la rotunda tarascada. Un regalito para la “Bala roja”.
Soladrero o Ayestarán son los candidatos al puesto de medio centro en el equipo nacional. De este jugador poco podremos exponer que no sea conocido. Soladrero es uno de nuestros orgullos futbolísticos, ya que partió de aquí en modestias sumas, para en ascensión sorprendente coronar la cima de la popularidad.
Un equipier que sirvió para que nuestra cantera futbolística alcanzase los máximos prestigios.
Peral, o un señor que sabe del dinamismo tanto como nuestro inagotable Iraragorri. Es medio del tipo de Pachuco Prats con parecido defecto de toque de balón (poco, muy poco) y de su misma flexibilidad y correa. Un “hueso” para el capitán athlético.
Timimi. Es el fenómeno del team, si admitimos los hay en él. El jugador canario hoy en lo mejor de su fútbol, disfruta de un par de émbolos que, puestos en marcha, producen velocidad de postín. Junto a su rapidez enorme (rapidez en las piernas y en la concepción de la jugada) sabe de las coladas a goal a todo meter, con un disparo poco agradable…
Aquí quizá se encuentre el máximo cuidado de los defensores athléticos. Gerardo y Urquizu habrán de amarrarse las bolas “a modo” si no quieren verse con el partido en peligro…
Adolfo II también es jugador canario. Las características de su juego son parecidas a las de Losada. Su fuerte, el shot. Un shot duro y raso que prodiga con abundancia. No obstante, no deja de conocer este muchacho el arte de jugar bien al fútbol, aunque no es de los virtuosos en este aspecto. Lo mejor de este par de mozos (Timimi y Adolfo) es su conocimiento entre sí, ya que llevan actuando juntos varios años.
Capillas es otro equipier norteño. Torrelavega sabe un poco de este jugador, que se ganó un primer plano entre los delanteros centro a fuerza de shotar bien. Sin ser su shot tan potente como el de Óscar, puede lo sea tanto y, sobre todo, más fácil. Fácil y seguro. No es su golpe al esférico de sistemático golpear. Es, podríamos decir, de los reflexivos ante el pino, de los que tiran en cuanto hay probabilidades de éxito.
Saludará a Ispizua con exceso…si le dejan claros.
Al ilustre basauritarra no debe haber necesidad de presentarle. Lecue, al igual que su paisano Soladrero, es suficientemente conocido del público de San Mamés. Nos dicen crónicas meridionales que ha ganado en juego enormemente.
Allá veremos.
Y por fin Enrique. Es otro de los veteranos jugadores béticos. De don Jesús, Aranda y Enrique puede decirse que sostuvieron al club en épocas pretéritas. Y difíciles. Entonces el extremo bético de hoy actuaba de interior izquierda, en un juego esencialmente sevillano, alegra y pirotécnico. Hoy en extremo actúa con el aplauso y beneplácito general. En Enrique se encuentra otro importante elemento bético…a pesar de Cilaurren. Si no dispone de juventud, no por eso ha perdido su velocidad y fácil dribling, amén de un tiro de cuidado.
Es aquel mismo jugador que en Chamartín dio algún que otro susto. ¿Recuerdan?.