«El Coriano», tranviario bético

Entre los reportajes que contiene la edición especial que Africa Deportiva lanza el 9 de Junio de 1958 con motivo del ascenso bético a Primera División se contienen algunos dedicados a varios aficionados del equipo bético.
Uno de ellos es el dedicado a «El Coriano», un tranviario bético que prestaba sus servicios en el tranvía que cubría la línea que unía el Barrio León en Triana con el centro de la ciudad. Se nos relatan las incidencias que los lunes futbolísticos mantenía con un guardia urbano sevillista, con el que no se hablaba y con el que se comunicaba exclusivamente por signos en función del resultado que se hubiera producido el domingo anterior.
El 0-2 contra el Recreativo de Huelva que se menciona se disputó en Heliópolis el 9 de Febrero de 1958, cuando el equipo bético, que marchaba en segunda posición de la clasificación, fue sorprendentemente derrotado en casa por un equipo de la zona media baja de la tabla.
El Coriano”, tranviario bético
¿Quién no relaciona inmediatamente al Betis con la anécdota? En Sevilla, con motivo del ascenso del equipo a la Primera División, corren éstas para todos los gustos. No en balde es la ciudad de la gracia, más o menos estereotipada, aunque siempre auténtica. La anécdota florece espontáneamente y con igual facilidad se desorbita o se falsea, aunque tanto la verdad como la mentira del hecho se caractericen siempre por la dosis de ingenio que en ellas hay depositadas.
He aquí la anécdota legítima. Una protagonizada por dos personajes que no podía ocurrir más que en un sitio como Sevilla. Resulta que en el Barrio León trabaja un famoso tranviario. Le llaman “El Coriano”, porque es de Coria del Río. Es un hombre pintoresco y, sobre todo, muy apegado a los colores tradicionales de su equipo. Los defiende a golpe de ironías jacarandosas. Pues bien, la línea que cubre “El Coriano” ha de cruzarse con un puesto urbano en el que existe un guardia tan sevillista como el otro lo pueda ser bético.
El cruce de los dos personajes no puede ser más expresivo aunque no más silencioso, durante los lunes correspondientes a la temporada futbolística. Cuando el Betis obtiene un triunfo, “El Coriano” apoya su mano izquierda sobre el cristal del parabrisas, en la que con los dedos marca el tanteo favorable o el que haya encajado el Sevilla. Esto, por lo visto, viene ocurriendo cada año. El guardia urbano contempla tan espontáneo como humano marcador sin decir esta porra y esta boca son mías. Que el Sevilla pierde por 0-4. Pues “El Coriano·, como sin darle importancia a la cosa, marca cuatro dedos y en paz.
Claro que el día que perdió el Betis frente al Huelva en la presente temporada por 0-2, “El Coriano”, como también el Sevilla había obtenido un triunfo, no tuvo ocasión de ironizar a costa del guardia. Y lo que hizo fue fingir una avería en una de las ruedas del tranvía, para que aquel, viéndolo agachado y en plena faena, olvidara el fútbol y sus resultados.
Ante esa adversidad, alguien del tranvía habló del famoso 0-2. “El Coriano”, sin indignarse externamente, llevó al citado pasajero desde el Altozano hasta el Barrio de la Magdalena, tres paradas más lejos de la que precisaba.
Imaginamos que el viajero formularía la correspondiente denuncia. Al guardia sevillista, naturalmente. Pero el resto del episodio lo ignoramos.