El de la gorra que no va de gorra.

En el verano de 1999 llegaba al Betis como nuevo entrenador el técnico argentino Carlos Timoteo Griguol. A sus 64 años era toda una estrella en el fútbol argentino, pues desde 1973 andaba en los banquillos. Sin embargo, en España era un casi desconocido.
Este texto publicado en el diario deportivo Marca a comienzos de julio de 1999 venía a poner en claro quien era Griguol y en que se basaba la fama de trabajador que le precedía.
“El Profe no habla, convence”, afirma un antiguo jugador de Ferrocarril Oeste sobre Carlos Timoteo Griguol, el “Profe”. Con 64 años y más de cincuenta metido en los pastos futbolísticos, muy pocos en Argentina, que en fútbol es Harvard, pueden enseñar a Griguol los secretos y las artes de este viejo deporte.
Cordobés rancio, jugaba de “center half”, colgó las botas en el Rosario Central y se puso a entrenar en el club rosarino. Ferrocarril Oeste, un club se solera bonaerense, le llamó y Griguol destapó muy pronto sus esencias. Dos veces hizo campeón a Ferro (82 y 84). Ocho años anduvo Griguol en la entidad de la casaca verde y salieron estrellas de primer nivel, como el “Beto” Márzico, Esnaider, Burgos, Roberto Ayala, amén de Cúper, uno de sus grandes discípulos. Una estancia breve en River Plate, pero fructífera (lo hizo campeón de la Interamericana de clubes), para pasar después a Gimnasia y Esgrima. Griguol desparramó su solera y toda su sabiduría. En tres años y pico se metió al personal en el bolsillo: puso en práctica la “Fiesta del salami”, una fórmula que dio excelente resultado, porque los socios más adinerados del club echaron el resto y con la recaudación los equipos chicos del club solventaron la temporada.
Griguol es famoso por sus gorras y asegura que posee un par de centenares. Una vez se las apañó para llevar publicidad en su cabeza, lo que reportó al Gimnasia y Esgrima un beneficio extra: ocho lavadoras hacían falta y ocho llegaron gracias al “Profe”.
El tiempo queda suspendido en el limbo cuando Carlos Timoteo se enfunda el chándal. No hay horas ni límites. En la época de Ferro coincidió con el malogrado León Najnudel, ex entrenador del CAI Zaragoza. Ambos intercambiaron conceptos, como el del contacto y las posiciones intercambiadas. Griguol prohíbe a los jugadores que sean expulsados. El Betis tendrá garantizado el trabajo, dedicación absoluta, mimo a la cantera. Aseguran que cobrará 375 millones, pero Griguol no exigirá dispendios en fichajes, se conformará con lo que le den y tirará para adelante. Pero su trabajo se paga, es de justicia, ni una peseta menos. Tiene gorra, pero no va de gorra.