Entrevista Antonio Moreno Sevillano 1958
En 1958, con motivo de la celebración por parte del club de las Bodas de Oro, en el mes de Diciembre, Marca entrevista a una serie de ex presidentes béticos: Ramón Pol, Antonio Moreno, Pascual Aparicio y José Cía, este último un importante directivo de la época de Manuel Ruiz, ante la imposibilidad de entrevistar a éste ya que había fallecido en Octubre de 1956.
Antonio Moreno Sevillano, prestigioso abogado natural de Osuna, llegó a la presidencia bética en Junio de 1933, sustituyendo a José Ignacio Mantecón Navasal. Durante sus dos años al frente del equipo se consiguió el más alto galardón en la historia del club: el Campeonato de Liga de 1935. Al finalizar esa temporada dejó la presidencia, aunque permaneció como vocal en la junta directiva de Francisco Navarro López.
Posteriormente, en el oscuro periodo de la guerra civil, de nuevo volvería a la presidencia bética. Bajo su mandato, además de la consecución del título de Liga, es de destacar también la constitución de la Tertulia Cultural Bética, una importante entidad del Beticismo dirigente que radicaba en la calle Velázquez. Fue un centro muy influyente en el devenir de la sociedad desde su fundación en 1934, y jugó un importantísimo papel desde sus primeros años hasta bien avanzados los años 60.
De la entrevista destacar el hecho del arrendamiento del Estadio de la Exposición en 1936, construido para el evento iberoamericano de 1929, y que para el municipio, que se encontraba practicamente en la ruina en esos años 30, suponía una carga imposible de mantener y de rentabilizar.

El ilustre abogado sevillano y bético de corazón, don Antonio Moreno Sevillano, vivió una de las facetas más delicadas del club y a la vez una de las más refulgentes, pues, ocupando el puesto preeminente de la sociedad el equipo ciñó la máxima corona futbolística nacional: conseguía el título de Campeón de Liga.
– La situación en que encontré al Betis fue francamente mala en el orden económico, y a ella se hizo frente con la aportación de varios miembros de la Junta, quienes no regatearon sacrificios de ningún género para atender al pago de las más perentorias obligaciones, y para adquirir nuevos jugadores, entre los que conseguimos a Saro, Unamuno, Larrinoa, Aedo, Gómez, etc
– ¿Y cómo dejó usted a la Sociedad cuando abandonó el puesto?, pues su gestión fue excepcionalmente positiva…
– Con el contrato de arrendamiento del Estadio de Heliópolis en muy beneficiosas condiciones, ciento cincuenta pesetas mensuales, y con la fundación del Centro Cultural Tertulia Bética, enclave social que ha servido para consolidar a la entidad deportiva y de la que han salido muchos directivos y presidentes de pro. Aparte de sostener al club en los tiempos pasivos de nuestra Guerra de Liberación.
– ¿Suponemos que el éxito más descollante de su mandato fue el de conseguir el título liguero?
– Exactamente. Pero no sólo por alcanzar el título, sino también por la forma en que se desarrolló la competición y por el ambiente que creó a nuestro favor en el orden futbolístico nacional. Desde aquel momento nació la enorme popularidad que goza hoy el Betis.
– ¿Qué diferencia encuentra entre “su” equipo y el actual?
– Mi equipo lo constituían, salvo error u omisión: Urquiaga; Areso, Aedo; Peral, Gómez, Larrinoa; Timimi, Adolfo, Unamuno, Lecue y Caballero. Y con ellos, supliendo y actuando como titulares, Saro, Paquirri y Rancel. Pues bien, este equipo, bajo la dirección técnica de mister O´Connell, introdujo en España la táctica del defensa central, con Gómez como tal, y cuyos resultados fueron tan palpables que, gracias al sistema, conseguimos el título de Liga. El Betis fue el equipo menos goleado. Táctica que hoy impera como modalidad, sin ser nada moderna… ¡ Ya ha llovido ¡
El diálogo periodístico con el “presidente del Campeonato” lo cerramos recogiendo una anécdota que refleja la adaptación de los jugadores béticos a Sevilla, pese a proceder de latitudes muy dispares…
– Se hacían tan “sevillanos” los jugadores, como consecuencia del medio ambiente fraternal y cordialísimo en que vivían al llegar a nuestra capital, que le voy a contar un detalle al respecto. En un desplazamiento al Norte tuvimos que pernoctar en Burgos, alojándonos en el hotel Condestable. Aquella noche, después de cenar, los jugadores pidieron permiso para dar un paseo e ir otros al cine. Lo concedimos, quedándonos en el alojamiento el mister O´Connell , el delegado del club, el masajista y yo. A muy altas horas no habían regresado y los elementos responsables empezamos a hacer indagaciones… Nadie había visto ni a un solo jugador del Betis. Muy alarmados, y sobreponiéndonos al intenso frío y a la feroz nevada que caía, nos lanzamos a la calle. Poco o nada había abierto. Visitamos comisarías, dependencias de la guardia municipal, hasta el periódico local, pero… ¡nada¡ Nadie sabía nada de los jugadores. Ni los habían visto por parte alguna ni tenían noticia de los mismos. Con el alma en un hilo regresamos al Condestable, y al llegar, el masajista subió a su habitación para secarse la cabeza y cambiarse de calzado, y he aquí que al pasar ante la habitación de Adolfo oyó unos ronquidos estentóreos. Sorprendido, abrió la puerta y encontró a éste y a otro compañero durmiendo a pierna suelta. Avisé al míster y al delegado y fueron visitando, una a una, las restantes habitaciones, encontrando a los chicos dormidos como lirones y algunos hasta soñando en voz alta… Al día siguiente, O´Connell trató de averiguar la hora del regreso y cómo lo habían hecho. El interrogado contestó con desparpajo: “Oiga míster, ¿acaso era obligación preparatoria salir a la calle para “atemperarnos” con vistas al partido? ¿Acaso olvida usted que somos andaluces? “… Quien así se expresaba era un jugador vasco del interior.
Y nuestro interlocutor terminó comentando:
Uno de los secretos de nuestro triunfo fue precisamente esa adaptación y compenetración general de los hombres que componían el equipo
Fuente: Marca 18 de Diciembre de 1958