Entrevista Hugo Galera 1991
Hugo Galera fue presidente del Real Betis Balompié desde julio de 1989, sucediendo a Gerardo Martínez Retamero, hasta finales de julio de 1992, en que le sucedería José León.
La etapa en la que presidió al club fue una de las más complicadas en la historia verdiblanca, y no sólo por el aspecto deportivo, sino que es en el terreno económico donde tuvo fundamentalmente que batallar. La situación del club era muy delicada, con una tremenda deuda económica derivada de los gastos de remodelación del estadio para el Campeonato Mundial de 1982, y agravada con la mala gestión económica de la presidencia anterior.
En la entrevista que hoy traemos, realizada en septiembre de 1991, subyace toda esta problemática. Entonces la conversión de los clubs futbolísticos en sociedades anónimas se veía como una solución a la grave crisis económica en que estaba inmerso el fútbol español. El llamado Plan de Saneamiento, por el que gran parte de la deuda quedaría solucionada por el estado a través de una mayor cesión de recursos económicos procedentes de las quinielas, obligaba a los clubs posteriormente a convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas, tal y como se había previsto en la Ley del Deporte de 1990. El otro gran frente de batalla del momento era el traslado de los clubs sevillanos al nuevo estadio que por entonces se construía en La Cartuja, y en el que la idea del Ayuntamiendo de ubicar allí a los dos clubs era una partida más en la batalla secular que ambos mantenían.
Tinerfeño de nacimiento y sevillano por vocación: “He elegido Sevilla para morir; ya tengo la sepultura y le ordené a la costurera de mi casa que me tomara las medidas para que me hiciera la mortaja”.
Genio y figura…es Hugo Galera, presidente del Betis. Su sueño, emular a Benito Villamarín, el gran presidente verdiblanco que tampoco era sevillano. Su pesadilla, pasar a la historia como el presidente con el que desapareció el club de Heliópolis.
– Mire, la supervivencia del club pasa por su inclusión en el Plan de Saneamiento y su transformación en sociedad anónima. Es el momento más crítico de la historia del fútbol español, y el Betis lo está viviendo con más dificultades que ningún otro club. Tengo mucha fe en la transformación en sociedad anónima
– Pero hay un gran riesgo
– El directivo hasta ahora ha estado dentro de un marco jurídico que le hace depender estrictamente de una afición apasionada, que quiere goles, jugadores de calidad y estar siempre arriba sin atender a la situación económica. Siempre sale el tópico de que “los directivos pongan dinero”, cuando siempre que un directivo de fútbol ha puesto dinero se lo ha llevado después. Además hay que pensar que ahora un directivo se puede quedar con la propiedad del club en virtud de un pequeño porcentaje el capital social de la entidad. El capital social de la mayoría de los clubs oscilará entre los 500 y los 1.200 millones de pesetas; una directiva puede ser propietaria de un patrimonio de 1.200 millones con que ponga 400 millones. Pero en el nuevo marco jurídico ya no responderemos ante una afición apasionada, sino ante el capital, y ya pueden chillar en la grada cuanto quieran. Yo he dependido hasta ahora del pañuelazo, del chillido y he tenido que hacer fichajes en contra de mis criterios empresariales, por golpe de afición, que es la que me mantiene en el puesto.
– Los críticos dicen que las deudas del fútbol no deben de recaer en el erario
– Sí, pero hay un error de concepto. No es tanto el erario público, sino el porcentaje de la recaudación de las quinielas, que al fin y al cabo es algo que genera el fútbol. Aun aceptando que esto sea el erario público, esta situación de endeudamiento arranca del Mundial de 1982, y eso fue un acontecimiento nacional que se puede concebir como un bien de Estado. El erario debe, pues, pagar un poquito de esa culpa también, no digo toda. Por último, este Plan de Saneamiento no es tal; en un plan en el que nosotros pagaremos una parte y el erario (porcentaje de las quinielas) otra. Por eso lo llamo “Plan de alivio y reaplazamiento de la deuda”.
– En la última asamblea del Sevilla, una parte muy importante de los socios no estaba de acuerdo con compartir con ustedes el campo de La Cartuja
– La rivalidad lleva al aficionado a querer tener su propio predio y establecer fronteras. Pero el presidente tiene la obligación de quitar al tema ese calor. El Betis está de acuerdo con el Ayuntamiento en su idea, y dije allí que en condiciones paritarias iría a ese campo. Comprendo que ellos ya no lo acepten de entrada, peri si no lo hacen nosotros negociaremos con el Ayuntamiento individualmente, y encantados además.
– Algunos allí dijeron que ellos eran propietarios de su campo y ustedes no
– Somos tan propietarios como ellos. El Ayuntamiento es libre de concedernos la cláusula de reversión que tiene a cambio de que paguemos la liberación de dicha cláusula, a lo que estamos dispuestos. Además, le diré que el valor de un terreno urbano depende de su edificabilidad y este estadio es edificable, bien edificable y muy edificable, porque el entorno es urbanísticamente despejado; en cambio, aquel estadio será muy grande y lo verán muy bien, pero no es edificable, tiene muy poco valor como suelo urbano, por la enorme densidad urbana de aquella zona
– ¿Qué significa Martínez Retamero para el Betis?
– Martínez Retamero no fue un buen gestor, y lo siento muchísimo. Disparó los costes. ¿Cuál es mi mala gestión? El año pasado, los tres extranjeros que traje costaron sólo 45 millones. He gastado poquísimo, pero tengo unos contratos altísimos de la época anterior. Retamero trajo a Calderé, López Ufarte, etc, con la mejor voluntad, pero desorbitó el presupuesto.
Fuente: José Manuel Iglesias en AS 14 de septiembre de 1991