Entrevista José Ramón Esnaola 1977
La entrevista que hoy traemos es de las más llamativas que hemos publicado últimamente, por varias circunstancias, desde el momento en que se publica, el contenido en sí de la entrevista o la calidad tanto del entrevistado como del entrevistador.
Se trata de una publicación en el diario Suroeste del 30 de junio de 1977, sólo 5 días después de la victoria en la final de Copa contra el Athletic. El entrevistado es el gran héroe de la final, José Ramón Esnaola, y el entrevistador Manuel Ramírez Fernández de Córdoba.
Destacan del contenido el compromiso que Esnaola manifiesta con el club. En contra de lo que hoy es habitual, el jugador tiene muy clara su idea de seguir jugando en el Betis hasta su retirada, y avanza que serán seis las temporadas más en que estará activo, algo en lo que se quedó corto, pues fueron hasta ocho más.
También llamativa su apreciación sobre la importancia que Rafael Iriondo daba al entrenamiento específico de los guardametas, demostrando una vez más que el técnico vasco fue un adelantado a su tiempo. Y enorme el respeto que Esnaola manifestaba sobre la figura de José Angel Iribar, el gran portero de los años 60 y 70 en el fútbol español. De él destacan ambos, jugador y periodista, cómo mandaba sobre sus compañeros dentro del área, algo que José Ramón Esnaola también reivindicaba claramente.
– Sin problemas, estaré seis temporadas más…
Así, seguro de sí mismo, completamente convencido, José Ramón Esnaola nos ha hablado de su futuro: “seis temporadas más”.
Una vez acabados los nervios y los gritos, cuando la final se ha quedado en el archivo y la apoteosis en los tímpanos, he vuelto a hablar con el héroe de la noche del Calderón cuando tenía un pie en las vacaciones.
– ¿De verdad que habrá Esnaola para tantos años?
– Yo creo que sí y te lo puedo asegurar por una cosa: no soy propenso a engordar. Es más, he perdido cinco o seis kilos en esta última temporada, cuando lo lógico es que los porteros pongamos peso a medida que pasan los años. Tengo agilidad y, como te digo, me encuentro con menos peso que en años anteriores. Eso es muy importante
– ¿Cuál es el secreto?
– Cuidarme. Cuidarme mucho. Soy consciente de que ahí radica el secreto de llegar a muchos años en el fútbol
– Seis años más. Pero…. ¿en el Betis?
– Por supuesto en el Betis
– ¿Y no te da por pensar que puede haber ofertas después de la temporada que has hecho?
– Mira, desde que tenía 18 años en la Real Sociedad me hablaron de ofertas por todas partes y después no se cumplía ninguna. Salió la del Betis y se cumplió. Me vine a Sevilla y aquí estoy. Y aquí seguiré
Es como si parara un penalti: el nervio de acero también le ha afectado a las cuerdas vocales, porque este vasco habla tajante, grapando, como si fuera el balón, cada palabra. No es un hablar a lo loco, ni ligero, es un hablar matizando cada palabra, midiéndola, pensándola. Sabe lo que dice y dice lo que sabe. Rotundamente, sin rodeos.
– ¿Contento de que saliera la oferta verde?
– Muy contento
– Por ahí, Esnaola, hay un hombre llamado Kubala que se acuerda de algunos y de otros no. Por aquí por Sevilla se sabe lo que es acordarse de uno y también devolverlo…, bonita forma de pago, adonde él mismo lo había llamado… Kubala, ¿se podría acordar ahora de Esnaola?
– Yo fui a la selección con 23 años. ¿Sabes por qué me llevó? Porque batí el récord de seis partidos, los seis primeros partidos de aquella temporada, sin que me marcaran un gol y la prensa se volcó conmigo. No tuvo, por tanto, más remedio
– ¿Por qué no te llamó más?
– Ya lo he dicho muchas veces: él piensa que soy bajito
Ha corrido por su cara como una sonrisa de ironía e, incluso, de rabia cuando uno le ha pedido las comparaciones con otros compañeros de palos…
– Mido un metro y setenta y cuatro
– Me parece que hay más de un portero, muy llamado por Kubala, que no te lleva precisamente una cabeza…
– Mido un centímetro menos que Reina y, creo, que igual que Miguel Angel
Uno le pega un tiento, ahora, a la historia del Betis. Con esto de la final se ha pulsado mucho esa historia y muchos béticos de la vieja guardia verde me hablaron de porteros. Casi todos coincidían. Los cuatro porteros que ha tenido el Betis han sido Urquiaga, Jesús, Pepín y… Esnaola. ¿Qué significa esto para el vasco?
– Supone muchísima satisfacción por el respaldo que encuentro en mi profesión. Pienso, y vuelvo a lo que te decía antes, que puede haber Esnaola para rato si la afición sigue igual. Contando con ella no habrá problemas.
– Pero ha habido veces, ha habido partidos en que…
– Ya lo sé. Ha habido partidos en que la afición, o parte de la afición, no ha estado conmigo. ¿Qué si tenían razón? Pienso que sí y pienso que no. Pienso que sí porque, como todo el mundo, he fallado; pienso que no porque es difícil, muy difícil, reconocer los méritos de un portero. Creo que ideal sería el analizarlos por temporadas, no por partidos. Un partido puede salir bien o mal, pero una temporada ya es distinto
– Esta temporada, ¿la mejor?
– Estoy contento con todas las que llevo
Y me enumera algunos logros. Son salpicados, pero concretos: hay por medio un campeonato de Segunda División en que fue el portero menos goleado; hay un Ciudad de Sevilla en que paró tres penaltis; hay un Trofeo Ciudad de La Línea en el que ganaron por penaltis; hay partidos, el último del Betis en el Bernabéu, las visitas esta misma temporada a Sarriá en la Liga y en la Copa, que guardan para el vasco un sabor y un recuerdo
– Pero de alguna estarás más satisfecho que de otras…
– Sí. De ésta por los logros obtenidos
– Aparte de ti mismo, ¿ha influido alguien en esta puesta a punto de Esnaola?
– Sin duda Iriondo
– ¿Significa un reproche a Szusza?
– No, ni mucho menos. Szusza era una gran entrenador y una gran persona. Lo que ocurre es que entrenaba menos a los porteros y más a los jugadores. Iriondo nos presta, no sólo a mí, sino a todos los demás, más atención
Un nombre salta por medio. Tiene por fuerza que saltar: Iríbar. Se cantó por aquí aquello de “Esnaola a Iríbar le dio la puntilla…”
– ¿Acabar con Iribar? Ni hablar. Con Iribar no acaba, ni acabará, nadie. Creo– el vasco se pone más serio que nunca y acentúa aún más sus palabras—que ha sido y será el mejor portero de todos los tiempos. Es lógico que con los años haya bajado algo su rendimiento, pero de eso a acabar con él va un abismo
Y Esnaola se acuerda hasta de García Lorca en la muerta de Ignacio: “Tardará en nacer, si es que nace…” Y me repite: “Será muy difícil que nazca otro portero como Iríbar. Es completo”.
– ¿Se puede decir, también que es para ti el mejor portero del mundo?
– De los que yo he visto, y los he visto a casi todos, sólo hay dos porteros: Iríbar y el inglés Banks
– Una de las cualidades que uno ha visto siempre en el Chopo, y dicen los libros de fútbol que es vital para un buen portero, es que manda en e área; manda en sus compañeros. ¿Manda también Esnaola?
– Yo mando en el área como el que más. Si algo me gusta es dirigir desde mi sitio a mis compañeros. Ten en cuenta que desde allí se ve bien el fútbol y se piensa más rápido. Se ve desde atrás y esto te da ventaja. Mando mucho. Y puedo decirte una cosa: hay veces en que reconozco que me paso
– ¿Será por eso que más de una vez pareces cabreado?
– Sí que me cabreo mucho en los partidos. Pienso que es normal porque influyen los nervios y la situación. Todo, o casi todo, depende de una voz o un gesto que hagas a tiempo. Hay que cabrearse. Quien no se enfada, hasta consigo mismo, en esta profesión, no llegará nunca a nada.
Se enfada, como él mismo dice, hasta consigo mismo. Se enfada en el campo y al pitar el árbitro el final ya ni se acuerda. Cuando llega a la calle no sabe que existe esa palabra en el diccionario. Y uno, con la amabilidad que siempre encuentra en este vasco, se viene a acordar de aquello que cantaba la afición: “Esnaola, amigo…”
Fuente: Manuel Ramírez Fernández de Córdoba en Suroeste 30 de junio de 1977