Entrevista José Rodríguez de la Borbolla 1992

La entrevista que hoy traemos a Manquepierda se publicó en Diario 16 Andalucía en octubre de 1992 a cargo del periodista Manolo Rodríguez. El protagonista es José Rodríguez de la Borbolla, ex presidente de la Junta de Andalucía entre los años 1984 y 1990, y que siempre ha manifestado su condición de bético militante, incluso durante la etapa en que ocupó ese importante cargo.
José Rodríguez de la Borbolla se reconforta en su militancia bética, pero no le pide más cosas al sentimiento. Afirma que es posible construir el universo de la ciudad a partir de los colores verdiblancos y, según dice, sólo aspira a ser un bético reflexivo. Un socio de voladizo que sueña con el milagro de una regeneración que convierta a Heliópolis en San Siro.
A voluntad del interesado, el terreno de la entrevista no fue nada neutral. José Rodríguez de la Borbolla pidió que la conversación fluyera por Heliópolis, y allí estuvimos. Recorriendo el itinerario por el que se escribieron sus años de beticismo. Una forja que nació por imperativo familiar, que después tuvo sus momentos de duda ante el esplendor de la otra casa, y que terminó reafirmándose aquella tarde de 1964 en que Balmanya le hizo el inmenso honor de dejarlo pisar el césped del santuario verdiblanco.
Hoy, José Rodríguez de la Borbolla es un aficionado de a pie, accionista de la sociedad y bienpensante del beticismo. Un ex jefe de gobierno que desea lo mejor para su equipo, aunque no pretenda gobernar nada en Heliópolis.
– ¿Su beticismo era igual de militante en los años de la clandestinidad?
– Sí. En la izquierda había muy buenos aficionados al fútbol y algunos, como los Pérez Royo, Manolo Chaves, Manuel Ramón Alarcón y yo mismo, íbamos cada domingo al Betis. Entonces sentíamos como ahora y nunca tuvimos complejo de manifestar nuestra afición
– ¿Y cómo sentía que los poderes públicos apoyaran entonces al Sevilla?
– Pues como una agresión. Pero esa realidad me parece que sólo es aplicable hasta 1958. El retorno del Betis a Primera modificó ese concepto y, posteriormente, a partir de la temporada 1963-64, con la consecución del Carranza y la participación en la Copa de Ferias, ya las cosas fueron de otro modo. De hecho, el alcalde de esa época, don José Hernández Díaz, era bético
– ¿Cómo definiría el “ser bético”?
– Como una manera distinta de sentir la afición al fútbol. El bético es más global y de su pasión ha hecho una manera de ser y ver las cosas, lo cual le permite relativizar mucho más la vida. Los sevillistas, por ejemplo, disfrutan más con los triunfos, mientras que los béticos disfrutamos con muchas otras cosas. Ese concepto es el que nos ha hecho crear unos ídolos muy peculiares y, por lo general, muy intermitentes
– Hablando de ídolos, ¿Qué futbolistas ha admirado más a lo largo de su vida?
– Yo tengo recuerdos gratísimos de Marcelo Campanal y de Rafael Gordillo, ya que han sido dos jugadores universales, capaces de ser aceptados por todos los sevillanos sin que hubiera distinción de colores
– Reconocerá que no es muy común que los cargos públicos manifiesten tan abiertamente su militancia futbolística, como usted hizo durante su etapa como presidente de la Junta
– Lo reconozco, pero para mí no fue nada extraordinario. Estoy convencido de que los afectos fundamentales y, en mi caso, el beticismo lo es, no tienen nada que ver con la política. Todo el mundo sabía que yo era bético y, al mismo tiempo, presidente de la Junta y, por tanto, no había por qué renunciar a ninguna de las dos cosas. Es más, tengo la impresión de que esa actitud la agradeció la gente, incluso los sevillistas, ya que no hubiese sido más respetable por ocultar mi beticismo. Fíjese, salvando las distancias, el comportamiento de Pertini en la final del Mundial 82
– Usted, incluso, llegó a ponerse la camiseta del Betis…
– Sí señor. Me vestí de futbolista porque me lo pidió una revista, y no encontré ningún elemento que lo desaconsejara. Al contrario, mi sueño loco hubiera sido haber jugado en el Betis y eso me permitió ser feliz por un rato
– ¿Cuántas oportunidades de futuro cree que ha perdido el Betis en los últimos años?
– Al menos un par de ellas. La primera en el 77, tras el triunfo fe la Copa, ya que entonces faltó ambición en los dirigentes. Después, cuando había una buena base de equipo, el de Calderón y Hadzibegic, se pretendió crear un modelo de austeridad para el Plan de Saneamiento y también se perdió el futuro. En ambos casos faltó planificación y, al mismo tiempo, suerte, ya que la vida es siempre un cúmulo de circunstancias
– ¿De verdad fue posible que las administraciones públicas hubiesen impulsado un estadio comunal en Sevilla?
– Sí que hubiera sido posible fabricar un proyecto político de apoyo compensado a los clubs de Sevilla si se hubiesen encontrado interlocutores válidos. Entre otras cosas, porque estoy convencido de que Sevilla es una de las cinco o seis ciudades de Europa que tiene sitio para dos equipos de fútbol de élite
– ¿Cómo ha vivido los recientes años de miseria verdiblanca?
– Muy desde lejos. Pero tengo la impresión de que han sido años en que todo el mundo ha puesto su yo por encima del club, e incluso su posición relativa en el seno de la sociedad. Creo que ha habido mucho cainismo, una auténtica guerra civil, pero no sería justo condenar definitivamente a nadie
– ¿Fueron a buscarlo en ese tiempo como “solución institucional” ante la crisis?
– No, ni yo lo hubiera aceptado. El Betis no tiene nada que agradecerme ni yo nada que proponer. Además, para dirigir al Betis no se pueden esgrimir pasados cargos políticos
– ¿Cómo asiste al fenómeno Lopera?
– Pues como todo el mundo, maravillado
– ¿Lo ve como líder del Betis de los 90?
– Sin duda. Ha venido a ocupar el vacío tras la crisis y con él se abre una etapa nueva. Lo deseable sería que no tuviese prisa, sino que primero consolidara la sociedad y fuera capaz de planificar a medio plazo
– ¿Ve mucha fuerza en el beticismo actual?
– Mucha más de la que aparenta. Hay mucha gente seria, empresarios, intelectuales, artistas, gentes del común, dispuesta a arrimar el hombro sin pretender a cambio ninguna cuota de poder. Y Lopera debería ser capaz de aglutinar ese caudal
– ¿Cuál es su sueño bético?
– Que fuéramos capaces de crear un estilo propio y que aprendiéramos de lo hecho por el Milán tras subir a Primera
– Una última cosa, ¿qué le parece lo de Maradona?
– Muy bien. Bien para el Sevilla, que va a mejorar su nivel, y bien para los sevillanos, que han podido comprobar que no hay objetivos inalcanzables. Un fenómeno así va a provocar, sin duda, que crezca la confianza de los ciudadanos