La caballerosidad de Benito Villamarín 1959.

El 18 de enero de 1959 el Betis cayó estrepitosamente derrotado en San Mamés 7-0 frente al Athletic. Ese mismo día en el Sánchez Pizjuán el Sevilla ganó 3-1 al Zaragoza, y la derrota bética fue ampliamente celebrada, con ovaciones sonoras tras cada gol bilbaíno.
Entre los asistentes el encuentro en feudo sevillista se encontraba el presidente verdiblanco Benito Villamarín, quien asistía al partido en compañía de unos amigos. En esos años era frecuente que los aficionados de ambos equipos acudiesen de forma habitual al otro campo.
A la salida del estadio el presidente bético fue increpado gravemente por un grupo de exaltados sevillistas, aunque afortunadamente la cosa no pasó a mayores. Este acto lo debemos entender en el contexto de la época. En esa temporada 1958-59 el Betis había vuelto a la Primera División de forma triunfal, y había quien no terminaba de asimilar que la época de predominio de su equipo había finalizado. En la primera vuelta el Betis había ganado 2-4 en el primer partido oficial jugado en el nuevo recinto sevillista, y sólo una semana antes, 11 de enero de 1959, el Betis había vuelto a vencer esta vez por 2-0 en el partido de la segunda vuelta jugado en Heliópolis.
Tras 17 jornadas el Betis era 4º, detrás sólo de Barcelona, Real Madrid y Athletic de Bilbao, mientras que el Sevilla era 11º, en una Liga de 16 equipos, a sólo 2 puntos del descenso.
Una jornada después, 25 de enero, en Heliópolis se preparaba la revancha; el Betis recibía al Español, mientras que el Sevilla tenía que ir a jugar contra el líder en Barcelona. Se iba a lanzar un cohete por cada gol encajado por los blancos en terreno blaugrana, con lo que el jolgorio estaba más que asegurado, dado que el Barcelona ganó por 4 a 0.
Sin embargo nada de esto sucedió, dado que una nota pública de la junta directiva bética pidió a la afición bética comportarse con una caballerosidad y corrección propias de un público civilizado.
“ La Junta directiva ruega y encarece a la afición bética que siga comportándose con la corrección y elegancia que es proverbial en nuestro campo, al margen de pasados incidentes, que tan mal dicen de la hidalguía y nobleza de los aficionados al fútbol. Nuestro presidente ha tenido la suerte de llevar a nuestro equipo al lugar que por su historia le corresponde, y siendo él el más afectado, ruega y encarece personalmente que todos los socios y aficionados del Betis, solidarizándose con él, estén al margen de todo lo que enturbia esas virtudes de caballerosidad y corrección que deben observar los públicos de fútbol”.
Benito Villamarín demostraba así su elegancia y su caballerosidad, totalmente contrarias al comportamiento que con él tuvieron unos exaltados una semana antes.