Los béticos añejos nunca se asustan, de Manuel Fernández de Córdoba
De septiembre de 2002 es este artículo en ABC del periodista Manuel Fernández de Córdoba en el que rendía homenaje a los béticos veteranos, añejos como los denominaba en el título del artículo, esos que nunca se asustan ante las adversidades. Curtidos en una y mil batallas, en derrotas y sinsabores toda una generación que en ese momento estaba representada por los socios número 7 del club, José Peña, y el número 13, Alfonso Jaramillo. Una forma de vivir, o de soñar…
Estuve ayer con dos números: el 7 y el 13. No es ningún sortilegio cabalístico ni nada que se le parezca, sino dos socios del Betis que en sí mismo -uno, el 7, José Peña; otro, el 13, Alfonso Jaramillo- encierran toda la solera, el saber y la historia de su Betis para ir rememorándola en sus prodigiosas memorias y llegar ambos, por los mismos caminos de sus pensamientos, a la misma conclusión: Que no hay que asustarse por nada de lo que pase porque fue mucho lo que pasaron.
Ellos conocieron al Betis campeón de Liga del año treintaycinco, ellos conocieron al Betis de las rifas de vacas, el Patronato, el viejísimo Heliópolis del España de Tánger, del Iliturgi, del España Industrial, de las fatiguitas de Tercera, de aquel regreso a Primera en la cincuentaysiete-cincuentayocho del siglo pasado, de aquel partido que abrió la temporada, de las muchas duquelas y no pocas satisfacciones que el Betis le lleva dadas en sus más de ochenta años cada uno de beticismo irrenunciable y viviendo el presente con el mismo temple, la misma pasión, idéntica nerviosera y, como contrapunto de quienes son solera de antes de la guerra, sabiendo que todo lo pasado, todo lo que pueda pasar y todo lo que llegue ni le asustará ni le sorprenderá porque ellos saben, mejor que nadie, algo que las nuevas generaciones todavía no han asimilado del todo, que su Betis puede andar arriba o abajo, en su casa o en el exilio, en Primera o en Tercera, sin un duro o millonario, pero que no les va a preocupar nunca nada porque, entendiendo el Betis como una forma de vivir, o de soñar, todo lo demás importa bastante menos. Un siete y un trece de los que ya no quedan.