Los clubs han perdido el pudor en los fichajes, de Julián García Candau
La llegada de las televisiones al mundo del fútbol se produjo en la primera mitad de los años 90, desencadenando una durísima batalla entre los diversos operadores televisivos que desembolsaron ingentes cantidades de dinero en su lucha despiadada por hacerse con los derechos televisivos de los diversos clubes, cuando no entraron directamente en el capital de varias SAD, como fue el caso de Antena 3 en el Mallorca y en el Sevilla.
En el verano de 1996 el circo del compra y vendo futbolístico se disparó, ante la conjunción de dos factores: los contratos multimillonarios de televisión y la sentencia de la ley Bosman que no ponía límite en la plantilla a los jugadores comunitarios, además de los tres jugadores foráneos ajenos a la Unión Europea.
Este artículo del periodista Julián García Candau en el diario deportivo AS denunciaba la espiral de gastos incontrolados en que el fútbol se había metido.
Los clubes de fútbol han vuelto a la locura de los grandes fichajes. Los clubes, sociedades anónimas en su mayoría y con cuentas de resultados que han de dar a conocer a sus accionistas, han entrado en una carrera desenfrenada por hacerse con lo mejor del mercado. El señuelo de los ingresos por derechos televisivos ha llevado a la mayoría de presidentes a reproducir los gestos de locura de años pasados que llevaron al ignominioso Plan de Saneamiento cuyo importe total ha rondado los 26.000 millones de pesetas, y por el que ningún dirigente se sonrojó lo más mínimo.
Las cuentas de resultados siguen siendo aterradoras en muchos casos. Se maquillan con operaciones más o menos hábiles y seguimos tirando. Los traspasos se contabilizan en la temporada anterior y los fichajes en las siguientes. Lo que importa es tapar el agujero de atrás y esperar a que escampe.
Las cláusulas con las que los clubes han tratado de poner a buen recaudo sus mejores hombres ya no sirven para nada, porque mil millones más ya nada importan al mundo. Valeri Karpin, jugador de la Real Sociedad, por el que ha pagado el Valencia más de mil millones, afirmaba ayer que ningún jugador vale tal cifra. Al Valencia le quita el Real Madrid a Pedja Mijatovic con casi otros 1.300 millones de compensación.
Hay falta de pudor en lo que se está haciendo. Cuando el país se ve abocado a una etapa de austeridad para poder cumplir las condiciones que impone el futuro europeo, el fútbol se va a convertir en el más caro producto del mercado. Una localidad costará un ojo de la cara.
Como sucede en estos casos se buscarán culpables y habrá quien haga recaer la alegría en el gasto en los contratos que ofrecen las televisiones, que han traído una euforia desmesurada, pese que el maná parece que no alcanza a todos. Hay un grupo que tiene el alma en vilo porque no le llegan los diezmos ni las primicias.
El fútbol español ha descubierto en la Eurocopa unos cuantos jugadores que ahora están en el mercado a precios desorbitados. Todos los clubes tienen en su nómina técnicos cuya misión debería ser la de descubrir valores. Pasieguito trajo al Valencia a Kempes y, recientemente, a Mijatovic. Víctor Martínez fichó para el Atlético de Madrid a Ayala y a Heredia por doce millones de pesetas de traspaso. Descubrir un par de checos en la Eurocopa es fácil. Lo meritorio habría sido ficharlos antes de que se dieran a conocer. Pero no importa mientras la Ley del Deporte no se aplique.
Fuente: Julián García Candau en AS 28 de junio de 1996