Abel Resino: el hombre del récord, por José Miguel Navarro
Destituido Fabri, llega al Benito Villamarín al frente del Granada Abel Resino, ex-entrenador de Ciudad de Murcia, Levante, Castellón, Atlético y Valladolid. Un señor al que, como entrenador, su carrera lo ha llevado a seis ciudades distintas -si contamos la capital nazarí, donde aún no se ha sentado en el banquillo de Los Cármenes- pero que, como jugador, no se vio obligado a salir de Madrid, pues fue guardameta en Vallecas y, durante la mayoría de sus doscientos sesenta y cuatro partidos en Primera División, en el club titular del Vicente Calderón.
Abel Resino pasará a la Historia del balompié nacional no por sus dos Copas del Rey, ni por el Trofeo Zamora. No lo hará por sus dos partidos en la Selección. Ni siquiera por el sub-campeonato liguero de la campaña 90/91. Lo hará por una plusmarca increible: por permanecer imbatido la friolera de 1275 minutos. Concretamente los que fueron desde el treinta y uno del Mallorca- Atlético, cuando lo batió Claudio para dar la victoria a los bermellones, hasta el cuarenta y cinco de un Atlético 3- Sporting de Gijón 1, en el cual Luis Enrique cantó un gol que, a la postre, no sirvió de nada a los suyos. O lo que es igual, del veinticinco de Noviembre al diecisiete de marzo. Aquel ejercicio, a este buen hombre solo le hicieron diecisiete goles en un total de treinta y tres partidos por lo que, con todo merecimiento, fue el menos goleado. Es más, con los datos de todos los torneos disputados hasta la fecha, el récord del colchonero -a 0,51 goles por participación- es el segundo mejor de todos los tiempos.
Con todo, al equipo presidido por Jesús Gil y Gil no le alcanzó para ser Campeón. Lo fue el Fútbol Club Barcelona de Johan Cruyff, que ganó veinticinco partidos y le sacó diez puntos a su inmediato seguidor; que anotó setenta y cuatro tantos que no sirvieron, no obstante, para que alguno de sus jugadores se consagrara como Pichichi. Emilio Butragueño, con sus diecinueve dianas, se alzó con el galardón del diario Marca.
Nuestro Betis, que volvía de Segunda, quedó último retornando a la categoría de plata junto al Castellón, que desde entonces no ha vuelto a aparecer por el fútbol de oro. Solo fue capaz de ganar seis partidos. Le costó tres años volver hasta que Lorenzo Serra Ferrer, con el recordadísimo ascenso de Burgos, fue capaz de devolverlo a su sitio natural. Eran los tiempos previos a la irrupción de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, la que quitó a los aficionados sus clubes, la que cambió el deporte rey de este país para siempre.
José Miguel Navarro Barrera
🙂