Automatismos
Pepe Mel dice que es, dentro del vestuario, un poco padre y otro tanto psicólogo para los futbolistas. Muy a la ligera habla de psicología en el deporte. No es una cosa que deba tratarse tan alegremente.
En términos psicológicos el equipo carece de automatización. En psicología deportiva es fundamental crear patrones de conducta, ya sean simples o compuestos, que sirvan de recursos atencionales para ser ejecutados posteriormente, cuando hagan falta. Esto permite la ejecución paralela de otros tipos de conductas en forma de control para gestionar las variables, por ejemplo, las acciones que ejecuta el rival, lo que pone y propone el equipo contrario sobre el césped, vaya.
El partido contra el Leganés es una muestra, entre muchas otras esta temporada desgraciadamente. Ese día quedó patente una cosa, que los supuestos automatismos que maneja el entrenador o para ser justos el equipo técnico, contiene un error de inicio, produciéndose una consecuencia lógica; se cometen los mismos fallos. Esto qué nos indica. Pues que automatizar conductas es una ventaja pero cuando se realizan correctamente.
Por eso Pepe Mel no debería de hablar tan alegremente de piscología al aficionado. Es complejo buscar herramientas de automatización dentro de un colectivo que busca un fin concreto; la victoria. Se supone que ha de estar coordinado muy bien todo.
A la afición hay que darle lo que espera; rendimiento y triunfo. O en su defecto rendimiento y entrega aunque no se triunfe, y eso se ve a simple vista, lo percibe el aficionado lego y también el que lógicamente no va al campo a observar los aspectos psicológicos del equipo.
El equipo esta temporada está confeccionado de manera descompensada, así que la solución no es tanto de rendimiento psicológico y sí de determinación. El problema está en la gestión del grupo en sacar en cada momento el mayor rendimiento individual. Así que, ascender como sea, y consolidar un proyecto deportivo y social importante es el camino para lograr una estabilidad. Ver un Betis a la altura de lo que se le supone.
A la espera de tiempos mejores
Autor Juan Carlos Árias