Barras de bar para la discrepancia
No hay debate para mí sobre el bache verdiblanco. Confío en esta plantilla y en el entrenador ciegamente para subir a primera división y si hay crisis es un cúmulo de malas coincidencias relacionadas con las bajas, la mala suerte y la forma física. No hay más. Pero menos credibilidad tiene para mi el debate periodístico que ha traído el bache antes mencionado. Si tiene o no tiene tintes con sabor a primas o a euros o a desilusión del vestuario por no tener garantizados sus sueldos, no creo que este sea el momento de sacar a la luz meras suposiciones de barra de bar para poner al paciente aficionado bético aún más nervioso de lo que puede llegar a estar el paciente aficionado bético. Tenemos que hacer Betis entre todos y los periodistas sevillanos tienen que estar con los aficionados béticos para ayudarles a unificarse y no ponerlos nerviosos con comentarios o suposiciones. Que sí, que es su labor informar y estar con la noticia, pero a mi me han acabado por vencer. Dejo de oirles, se acabó, no pierdo el tiempo.
Si el hortera que llegó prometiendo y regalando lo que no era suyo, y cubriéndose de gloria porque sabía que duraría menos en Villamarín que una pompa de jabón, piensa que los béticos, los de las gradas y los carnés, somos imbéciles se equivocaba de todas, todas, pero al fin y al cabo a nosotros no nos prometía una cantidad de dinero por victoria, que después abonaba con dinero que no era suyo. Los futbolistas, dicen voces que creen saberlo todo desde la barra del bar, no entienden de sentimientos, solo de que una mano cubierta por un reloj con una esfera de catorce kilos le ofrezca un sultanato en Dubhai. Eso lo escuché a alguien en una barra de bar y no le dí importancia, la persona que lo decía con total convicción era un cualquiera que se creía en posesión de la verdad y que pensaba que los béticos, desde los futbolistas hasta los aficionados pasando por lo empleados, sólo entendemos de dinero y de que el equipo va mal porque desde que se fue el hortera del reloj y llegaron Gordillo, Bosch y demás gente de buen hacer, ya no meten goles porque no hay primas.
A esta persona opté por no escucharla, no había debate, no merecía la pena, pero cuando más o menos lo mismo lo escucho, con otras palabras, semi camuflado y expresado en un tono más técnico, en la emisora de cada día, me llevan los demonios.
He optado por dejar de escucharles. Si se trata de llenar horas de radio con palabras vacías, nada mejor que poner el ventilador en marcha, pero en el periodismo debe de haber más objetividad, al menos profesionalidad, y no escuchar lo mismo que en la barra del bar.