Béticos: el auténtico tesoro del Betis.
Esta es la columna que ningún bético quiso escribir. El Betis ha caído eliminado de la Europa League por su eterno rival y de la manera más cruel. De nada sirvieron ni los dos goles de renta, ni un estadio lleno y volcado con los suyos. Pasó el Sevilla Fútbol Club y, por tanto, se impone en primer lugar felicitar a sus jugadores por saber competir mejor y dar la enhorabuena a su directiva, cuerpo técnico y afición.
Las victorias y las derrotas son siempre justas pero, en cualquier caso, no es este el momento de los reproches. Ni siquiera el del análisis de por qué una afición con la grandeza y fidelidad de la heliopolitana tiene que soportar, históricamente, una clase dirigente tan incompetente e incapaz de llevar el club donde merece, más que en muy puntuales ocasiones.
En estos instantes solo me sale de dentro quererte más, bético. A ti que mañana vas a salir de tu casa con la pena clavada en el corazón. A ti que vas a sacar fuerzas de flaqueza, levantar la mirada y caminar erguido hacia delante. A ti que, indiscutiblemente, mereces alegría a toneladas y solo obtienes hiel.
Lo harás sin esconderte. Dando la cara con la dignidad intacta porque no hay derrota en el corazón del alma de quien dio todo lo que llevaba en el cuerpo y tú, bético, puedes afirmar que saliste del Benito Villamarín con la satisfacción de haberlo dado todo ahí dentro por los tuyos, por los nuestros, por los colores, por el escudo.
Quizás por eso tienes la admiración de toda España y, desde hace un rato, de Europa también. Porque eres el único aficionado del mundo que, entendiendo que la derrota forma parte del juego, la interioriza y jura fidelidad eterna a su equipo si hace cumplida aparición.
Ahora que se avecinan tiempos difíciles, no tengo que pedirte nada porque tú ya estás haciendo acopio de amor para volver a llevarlo, no solo al santuario de la Avenida de La Palmera, sino a todo un país llamado España, que volverá a ver la tercibarrada verdiblanca por campos de polvareda.
Solo voy a tener el atrevimiento, si me lo permites, de darte un consejo. No te enfades con el Betis, no lo castigues ni le riñas, quiérelo como es e intenta mejorarlo sin pedirle que pierda esa esencia que enamora. Critícalo con dulzura, manifiéstale lo que puede mejorar con firmeza y cariño y no lo dejes solo nunca, nunca.
Sin ti, bético, el Betis es débil y no sabría defenderse. Sin tu protección, cualquiera puede aprovecharse de su candidez. Y no podemos permitirnos volver a perderlo como en el 92 con lo que ha costado volver a traerlo entre nosotros.
Te quiero Betis pero, más que a ti, te quiero bético: el auténtico patrimonio de una entidad que será eterna… y no precisamente inferior.
@lapelotadepapel
A los béticos de corazón no hace falta que nos den consejos en ese sentido, aún así se agradece todo lo que usted escribe halagando a la mejor afición de la historia del fútbol mundial. Mi reflexión, al margen de cuestiones sentimentales, es que, si el Betis ha estado más que a punto de entrar en 1/4 de final, se confirma que el «paragüero» está al alcance de cualquier equipito decente. Lo de la Champions League sí son palabras mayores.