Cien días
Cien días desde aquel 13 de diciembre. Parece increíble que tras dieciocho años de secuestro, nos hayan devuelto ese Betis que tanto se nos ha negado, ése que nos pertenece a los béticos, ése que está en las manos de un bético por pura justicia, nunca mejor dicho. No podría perdonarme desperdiciar la oportunidad de este rincón de beticismo en internet para homenajear a quien desde aquella noche de diciembre, pulgar en alto y sonrisa que daba aliento a toda una afición, llegaba para poner orden y concierto y sobre todo, llegaba para hacer Betis.
Cambió el consejo, con buen acierto y se puso manos a la obra rodeado de quienes sabían trabajar por el bien del para siempre Real Betis balompié, su Betis, nuestro Betis.
Se estrenó como presidente en Tenerife y estoy segura de que jugó allí su partido más difícil, sin correr por la banda, sólo sentado en el palco. A partir de ese día, sólo ha sabido ganarlos con esfuerzo, como ha hecho toda su vida, vestido de verde, de la selección española o de morado.
Le sigo desde niña, le admiro incondicionalmente, como todos los que me conocen saben, y no contaré mi consabida historia de la foto de mi carpeta de colegiala, ni de los domingos de Gol Sur, ni de aquella feria en que le vi por primera vez en mi vida sin vestir de futbolista, ni de la noche en la que mi sueño se hizo realidad y quiso estar presente para compartirlo conmigo, para que todavía fuese más grande si cabe en mi particular mitomanía en verdiblanco.
Ahora, cien días después, le agradezco sinceramente su esfuerzo, porque aunque no han sido un infierno, tampoco han sido fáciles estos cien días en el palco. Mantener a Mel contra los elementos, calmar las brasas arbitrales, conseguir un patrocinador para salvaguardar la temporada y además, hacer vestuario. Él ha formado parte de uno y sabe cómo tratar a un futbolista, él ha sido un mito del beticismo y sabe lo que eso representa, él tiene carisma por sí mismo y en él muchos tenemos al Real Betis Balompié representado.
Gordillo es así y por ello, le agradezco su trabajo estos cien días como presidente como le agradecí sus galopadas por la banda en tantos domingos de esa relación de amor con la banda izquierda del Villamarín. Cuando se marche, tras hacerse la foto con su equipo en primera división, no le echaremos en falta. Gordillo siempre estará al lado de los béticos que tanto le admiramos y le queremos, como siempre ha sido.
Como yo hay miles de béticos, que tuvimos la suerte de haber disfrutado de la magia del eterno tres sobre la hierba y que estamos orgullosos de que haya sido él quien haya venido a poner luz en la mañana tras dieciocho años de noche de quejíos y quiebros y devolvernos a los béticos ese Betis que al menos para mí, siempre correrá con las medias bajas y llevando el tres a la espalda.