Con los ojos inyectados de sangre verde
Escribir algo como Dios manda después de leer las emocionantes líneas de muchos béticos, especialmente las del bueno de José Antonio Peinado, en relación al partido que nos espera el jueves es difícil, pero no quiero dejar pasar la oportunidad que me da esta página para compartirlo.
Sí, voy a escribir sobre el futuro, porque el pasado nos honra, y el presente no existe, solo mirar hacia adelante. El jueves es el día, no es que sea el día de la victoria, es el día de volver a sentirnos vivos. No tiene nada que ver con ganar o perder, se trata de respirar, mirar al horizonte, y sentir que hemos vuelto. Para explicarlo, comentaré que tuve la suerte de vivir en directo la final de la Copa del Rey de la temporada 96/97 en el Bernabéu. Perdimos 3 a 2 contra el Barcelona, en la derrota más maravillosa que se puede tener. Salir de un campo orgulloso de unos colores e irme de copas con aficionados del otro equipo felicitándonos por lo grande que éramos dentro y fuera del campo. Ese es mi objetivo, por encima de ganar, que es lo que quiero, mi objetivo es sentirme orgulloso de todos aquellos que representan los colores de mi corazón, los verdiblancos.
Es un mensaje para Setién y los jugadores, tienen que salir con los ojos inyectados de sangre verde, y eso no quiere decir salir con el cuchillo en la boca, eso quiere decir que salgan al campo pensando en todos los béticos que quieren tocarles y hacerse una fotos con ellos por todos los lugares del mundo, en los que lloramos en la distancia, en los que sufren los atascos del campo, en los que murieron con sus colores sobre el ataúd, entre los millones que quedan por nacer balbuceando Betis antes que papá y mamá. Eso es salir con los ojos inyectados de verde, porque no hay energía mas importante en el universo que cuando esta bendita afición siente por esos colores, y el jueves estaremos todos unidos sin excepción.
Es difícil remontar en Mestalla, pero le digo a Setién y los suyos, que si lo necesitan, el primer gol lo metemos nosotros, pero hágannos terminar el partido, y pase lo que pase, querer salir a la ventana de nuestra casa y gritar a los cuatro vientos, SOY DEL BETIS.