Cuando el Fútbol emigra al Este

Fútbol y dinero van tan de la mano, que el sentimentalismo del deporte queda en un segundo plano. Foto: unorafaela.com
Una ‘añeja’ canción de presuntos implicados me sirve para definir el fútbol de hoy en día: “Ay, cómo hemos cambiado”. Y es que no hay manera más sucinta de describir cómo está el panorama balompédico mundial con la repentina afición de los jeques y magnates de los petrodólares por este deporte.
Achille Emaná es el último en cambiar de aires por un ‘sueldazo’. El camerunés rechazó a un equipo que podía darle escaparate en la Europa League, el Dnipro, por un dar algo más de sí su bolsillo, que no hay que olvidar que mantiene a una comunidad entera en Yaoundé.
¿Cómo hemos llegado a esta situación? Desde los años ochenta, el fútbol ha pasado de la multipropiedad a la oligarquía de unos pocos. Eso se aceptó mientras Europa conservaaba a sus mejores valores. Pero, ¿Y ahora, que jugadores con 24 años emigran a Arabia Saudí, como Youssef El-Arabi?
Responde a la existencia de dos tipos de perfiles, fundamentalmente simbolizados en las antagónicas figuras de Roberto Carlos o Samuel Eto’o frente al caso de Dani Güiza o el propio El-Aarabi.
Los primeros salen de la élite de Europa, el escalón más alto al que pueden optar a su edad, para firmar un retiro dorado (nunca mejor dicho) en beneficio de una vida por todo lo alto hasta el final. Los segundos, son más atraídos por la oportunidad de amasar rápidamente ingentes cantidades de petrodólares en menos de cinco años. Después, ya se verá.
Sea como fuere, lo cierto es que el fútbol está emigrando. Aquel futbolista, cuyo mayor ejemplo podría verse encarnado en el Di Stefano que encandiló al Espanyol o el Johan Cruyff que fracasó voluntariamente en el Levante, se está extinguiendo. La vida se encarece, el dinero cobra protagonismo y los jugadores toman cartas en este asunto.
Síntomas nada positivos para el sempiterno fútbol europeo. Da igual si hablamos del Anzhi, del Al-Hilal o del Manchester City. Al poderoso magnate del petróleo ya no sólo le interesa la buena vida, sino la publicidad gratuita que aportan las ingentes cantidades de dinero invertido.
Pero, ¿Qué va a pasar cuando este magnate empiece a acusar cierto stress asociado también al oro verde que no para de mover esta maravilla llamada fútbol?
En el Racing de Santander ya saben lo que es que un hombre aparezca con fajos de 500 euros en las manos para luego desaparecer sin previo aviso. La entidad cántabra es historia viva de nuestro fútbol, el Manchester City, el United y el Liverpool también lo son.
Y mientras nos movemos por cifras astronómicas, como los 93 millones de euros pagados por Cristiano Ronaldo, o los más de 400 millones gastados por Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, magnate del Manchester City, Real Oviedo y Real Jaén rozan la desaparición.
El fútbol se está convirtiendo en la paradoja de la vida misma, ricos frente a pobres, Europa y África. Ya lo decía Don Francisco de Quevedo; “Poderoso caballero es Don Dinero”, tanto que puede hasta con los sentimientos que alimentan esta droga a la que todos llaman FÚTBOL.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.