Diciembre dulce, por Alejandro López
Ni los más optimistas en Heliopolis podían imaginar un diciembre tan plácido, un vuelco institucional tan positivo. Con Lopera y Oliver al margen –que sea por mucho tiempo-, y Gordillo dirigiendo el club con aparente sensatez, solo hay motivos para la esperanza, para la tan codiciada estabilidad del club.
Su transformación como entidad viene acompañada de un excelente momento deportivo. Líder en solitario de la Liga Adelante, los pupilos de Pepe Mel aventajan en seis puntos al tercer clasificado, el Celta, teniendo un balance de goles que asusta (41 a favor y 16 en contra) y una dupla ofensiva Ruben Castro y Emaná letal que asoma la cabeza en la tabla de máximos goleadores de la categoría, comandada por jugador del Granada Geijo.
Incluso estos números podrían ser mejores si no hubieran dejado pasar partidos en los que cobraron ventaja como fueron los del Cartagena y Barça B. Pero aún así, poco se le puede reprochar a un equipo que siempre se ha visto entregado a la causa.
Si a todo esto le añadimos que el Betis se encuentra con opciones reales de pasar a cuartos de final de la Copa del Rey –el Getafe ya no es el que era-, donde se enfrentaría con el vencedor de la eliminatoria entre Athletic y el todopoderoso Barcelona, podríamos decir que dentro de la gravedad de ver al club en segunda división, el momento actual es casi envidiable.
El reto ahora se centra en la capacidad de Pepe Mel para gestionar un éxito tan meritorio como irrelevante, pues a estas alturas de la temporada los números conseguidos valen bien poco.
Lo que es evidente es que la plantilla se ha tomado con la seriedad que se merece la empresa de volver a la élite. Y en ese sentido, estos jugadores, que han sabido ser una piña ante las adversidades, se merecen unas navidades tranquilas, un descanso con la tranquilidad que otorga el hecho de que el trabajo se está haciendo bien, que queda lo más duro, pero que en su propio reflejo está la llave del éxito.