Doctor Jekyll y Mr. Hyde

Real Betis 3-3 Celta. Foto: Rafa Toro
La dualidad de la naturaleza humana, a escena. Robert Louis Stevenson, en su novela, narró una entidad disociada en dos. Hyde y Jekyll. Hyde, personalidad monstruosa de Jekyll. Jekyll, personalidad aterrorizada por las acciones de su doble maligno. Una misma persona con dos identidades. Una misma persona con características opuestas entre sí. El césped de La Rosaleda vivió, en la noche de ayer, algo similar. Esta vez encarnado en un Real Betis Balompié que se perdió. Y se encontró. Hyde, la primera mitad. Jekyll, la segunda.
Se mascaba la tragedia. Desdibujado. Sin patrón de juego. Sin ideas. Víctor Sánchez del Amo eligió el peor partido posible para experimentar. Pese a ello, ganó su propuesta, aunque no sin críticas. El técnico madrileño cambió su dibujo táctico. Del 5-3-2 a un 5-4-1 que sorprendió a propios y extraños. No le tembló el pulso a la hora de colocar un cuarto mediocentro puro y prescindir del segundo punta. Lo acabó pagando caro, pues el Betis fue un esperpento con y sin balón en la primera mitad.
Desde el mediodía de ayer era evidente que el entrenador planteaba una revolución en el once. Una vez conocida la convocatoria, las críticas comenzaron a caer sin freno. Rubén Castro vería el partido desde su casa. El máximo goleador del conjunto verdiblanco no iba a estar en Málaga. Rendimiento. Racha. Disputas. Conjeturas que no servían de nada, pues el Betis debía plantarse en Málaga con otras opciones.
Por si fuera poco, el entrenador dejó en el banquillo a todo su arsenal. Dani Ceballos, Petros o Durmisi vieron los toros desde la barrera, pues decidió salir de inicio con un centro del campo formado por Rubén Pardo, Jonas Martin, Felipe Gutiérrez y Darko Brasanac. Cuatro mediocentros puros que, lejos de ganar en la creación, atascó a un equipo perdido, tosco y sin ideas. Víctor Sánchez buscaba, así, llegadas en segunda línea de Jonas y Felipe, aunque fue Darko el encargado de ofrecer alternativas en la zona de tres cuarto, aunque con cuentagotas y con escaso peligro.
Pésima imagen del Betis en la primera mitad. Mala alineación, mal planteamiento y nula puesta en escena. Los verdiblancos entregaron la posición al cuadro costasoleño y acabaron pidiendo la hora. Metidos atrás, sin balón fueron un horror, pues intentaban presionar, aunque mal y tarde. Con balón, un despropósito. Sin idea en las contras, sólo buscando balones directos a un Tonny Sanabria que se convertiría en el gran perjudicado del esquema, muy desasistido en punta de ataque y sin apenas opciones. Fruto de esta situación acabaría llegando el tanto del los de Marcelo Romero, más por demérito verdiblanco que por mérito de los malagueños, pues más del 80% de los pases del cuadro heliopolitano fueron en campo propio y, en uno de ellos, Tosca erró.
Con la lección aprendida, Víctor Sánchez movió el banquillo. No era necesario tocar mucho para acertar. Sólo con Dani Ceballos en el verde sería suficiente. Y así fue. El mediocentro utrerano ha madurado. Y mucho. Tanto que el sólo se echó en los segundos cuarenta y cinco minutos el equipo a sus espaldas. Los verdiblancos taparon pérdidas y dejaron al canterano la labor de crear. El Betis cambió radicalmente su cara con él sobre el césped. Tanto que no fue necesario mucho tiempo para ver el empate en el electrónico tras una gran asistencia de Brasanac para que Jonas definiera con la calidad de un nueve. Premio al buen encuentro de Darko, que en la segunda mitad retrasaría su posición para ocupar un rol más defensivo tras un primer tramo más asomado al área malagueña.
Era evidente que el Betis echaba en falta el paso por el vestuarios, al igual que necesitaba echar mano de un Dani Ceballos superlativo en todos los sentidos. Con él sobre el césped, el equipo encontró criterio tanto a la hora de atacar como a la hora de defender, pese a que perdió algo de control con la salida de Rubén Pardo. Tanto fue así que Sanabria se encontró un regalo de Demichelis que no desaprovechó, logrando así su segundo tanto de la temporada, un subidón de moral y una remontada para olvidar el mal trago de los últimos encuentros.
“Match ball” superado. El cuadro verdiblanco cosechó ayer la séptima victoria de la temporada para sumar veintisiete puntos y seguir lejos de los puestos peligrosos. Con dos caras sobre el césped. Víctor Sánchez del Amo, con decisiones muy cuestionadas, supo manejar los tiempos y cambiar el rumbo de un partido que no se las prometía felices. Dani Ceballos, brillando sobre el césped, hizo el resto.