El cuadro de Velázquez
Velázquez, el mister con nombre de pintor, no es capaz de dar con el dibujo del cuadro bético.
En Valladolid, y frente a un igual del curso pasado, volvió a hacerse evidente que no tiene claro si pretende trazo grueso o fino, defender y contragolpear o hacerse con la posesión y someter al rival con la mejor pegada de Segunda. Esta vez no lo salvó San Rubén, la única divinidad que obra un milagro cada siete días.
Lo malo no es el mar de dudas. Lo verdaderamente terrible es que quiere hacernos ver que sí sabe lo que hace. Como si cambiar de posición todos los domingos a los futbolistas no fuese una constatación de que continúa con los experimentos. Permítame el atrevimiento de darle algún consejo, caballero: El 24 siempre en el área. Dos delanteros mejor que uno. Matilla, de media punta. Lo de atrás solo lo arregla Enero. Comience a escribir la carta a los Reyes Magos. Pero de que Julio no lo tenga claro desde el verano, aparte de él mismo y su cuerpo técnico de becarios, si alguien más tiene la culpa son Domínguez Platas, Gordillo y ese pernicioso entorno que influye sin dar la cara.
Como de abogados sean igual de buenos, es para firmar la cadena perpetua en un juicio en el que lo representen a uno. Por si acaso. Le prometieron reforzar la zaga y mantener lo poco aprovechable de un curso para olvidar. En lo segundo cumplieron. Lo primero, que es lo que te devuelve a Primera, prefirieron pasarlo por alto. Ochenta goles como ochenta soles y veinticinco puntos se ve que no eran síntoma de enfermedad grave. La vista se ve que tampoco es el fuerte de quienes nos dirigen.
Parece ser que en todo el mercado no había stoppers mejores que Perquis, un jugador de mentira. No es polaco más que en el pasaporte. No es rocoso pese a su agresividad. Dudo que sea, por ser, realmente hasta central. Aquí pocas veces lo ha demostrado. Del figura de Figueras que vamos a decir. Se quedó en la verbena porque no lo miró otra moza. Normal. Tanto ridículo hace que el atractivo se diluya. Que el Betis es blandito por el centro lo sabe ya toda la categoría.
Lo de los lados comienza a dejar de ser un secreto. Que Molinero mejore a Chica, ¡a Chica!, está por ver. Casado nos está haciendo añorar a Didac. Si es que ya lo dice el refrán: Virgencita, virgencita… Dirán ustedes, y con semejante cuadro, ¿cómo está el Betis a un punto del liderato? Así es la Liga Adelante, una competición menor de cuarenta y dos jornadas, con tal nivel que Gerona y Ponferradina sueñan con el ascenso; el sitio donde pena los pecados de la peor clase dirigente de España, la quinta afición en número de socios del país.
José Miguel Navarro @lapelotadepapel