El nexo verdiblanco de Sabas (El Norte de Castilla)
La Sevilla verdiblanca aún recuerda a un delantero, escurridizo como un ratón, llamado Juan Sabas (Madrid, 1967). El ahora segundo entrenador del Real Valladolid permaneció tres temporadas en el Betis, un trienio glorioso cuyos mejores momentos evoca horas antes de reencontrarse en Zorrilla con el club de Heliópolis: «Lo recuerdo con mucha alegría, fueron tres años muy bonitos. Llegamos a la final de la Copa del Rey en el Bernabéu y la perdimos, desgraciadamente, contra el Barça. La gente estaba contenta con nosotros. Jugábamos un gran fútbol y había un gran grupo de trabajo».
En su etapa bética, entre 1994 y 1997, Sabas asumió la función de delantero bullebulle para desatascar partidos desde el banquillo. «Era mi papel en esos tiempos», sonríe. «Me encontré con grandes delanteros. Cuando llegué estaban Cuéllar y Aquino, que metieron un montón de goles. El año siguiente ficharon a Alfonso, Kowalczyk y Pier, que también hacían muchos goles. Me tenía que conformar con los ratos que me daba el ‘mister’. Tuviera un minuto o una hora, intentaba hacerlo lo mejor posible. Me sentía querido y respetado».
Sabas creció en Zarzaquemada, un barrio de Leganés donde trabó amistad con otro chaval que destacaba con el balón en los pies: su vecino José Luis Pérez Caminero. «Nos conocemos desde niños y luego estuvimos juntos en el Atlético de Madrid. Una gran persona con la que he coincidido aquí dos o tres veces». Pero fue la ciudad de los naranjos y la Giralda la que hechizó a Sabas, hasta el punto de que fijó allí su residencia tras colgar las botas.
«Es donde vivo cuando no trabajo y suelo ir asiduamente para ver a mis dos hijos, que son sevillanos», explica. La huella bética aún le une con el Benito Villamarín. «Conozco a Pepe Mel [entrenador]. Roberto Ríos, que está de segundo, es de mi pandilla de amigos allí. Vlada Stosic, el director deportivo, es de mis mejores amigos…».
Sin embargo, Juan Sabas no ha querido mantener contactos esta semana con su círculo verdiblanco. «Cuando me enfrento a un equipo donde tengo amigos, prefiero no hablar con ellos para no despertar suspicacias. Ya hablaré con ellos cuando les vea el día del partido o cuando acabe». El componente ‘especial’ de medirse al Betis desaparece rápidamente. «Les tengo un gran cariño, pero lo especial de este partido pasa por conseguir los tres puntos para el Real Valladolid. Todos los equipos tienen altibajos o rachas negativas y el Betis la está sufriendo ahora. Creo que luchará hasta el final por estar arriba, pero prefiero que reaccione a partir del lunes. Me alegraré si sube, aunque lo que quiero es celebrar un ascenso con el Real Valladolid. Lo demás, serían alegrías secundarias».
Táctica ofensiva y defensiva
Como muchos ‘segundos’, Sabas suele pasar inadvertido. Sin embargo, su papel como mano derecha de Abel Resino cobra gran importancia en el equilibrio emocional de la plantilla blanquivioleta. «El entrenador debe estar pendiente de muchas cosas y los que estamos a su lado intentamos ayudar», expone. «El vestuario es un sitio complicado porque cada uno es ‘de su familia’. Intento que haya un nexo entre el vestuario y el entrenador. Es uno de mis papeles. Por mi forma de ser no tengo problemas en ningún sitio. Es un gran vestuario, incluso en situaciones difíciles».
El guion de Sabas en Zorrilla no se limita al de ‘pegamento’ o ‘confidente’ de los jugadores intramuros. Abel le confiere también gran importancia en la preparación y desarrollo de los partidos. «No se trata de que el ‘mister’ delegue, pero Javi Torres y yo solemos trabajar la estrategia defensiva y ofensiva. Yo estoy en el banquillo y doy indicaciones a los que salen sobre la posición que deben ocupar. Antes de los partidos, colocamos una hojas en el vestuario para recordarlo. En cualquier caso, eso lo trabajamos durante la semana y, más o menos, se lo saben de memoria, aunque no está de más incidir a los futbolistas en lo que pueden hacer y en lo que no».
Sabas respira un poco más aliviado con el último triunfo del Real Valladolid. «Lo necesitábamos porque la situación se estaba volviendo peligrosa. Fue uno de los partidos más completos desde que llegamos aquí. Ahora necesitamos enlazar dos o tres victorias para que este club se situé donde se merece: en los puestos de arriba».
El Betis, ‘su’ Betis, es el gran objetivo blanquivioleta. Sabas lo resume así: «Es un club plagado de amigos… que esta semana se convierten en enemigos».
vía El nexo verdiblanco de Sabas – Real Valladolid C. F..